El juicio que condenó al expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, por narcotráfico en una corte del Distrito Sur de Nueva York, ha puesto al descubierto una red de complicidades que involucran directamente al actual gobierno de Xiomara Castro.
El veredicto contra Hernández ha desencadenado nuevas preguntas sobre la relación entre la élite política hondureña y el crimen organizado, destacando aún más las dudas persistentes sobre la infiltración del narcotráfico en los círculos cercanos a la presidenta Castro, según la última publicación del periodista Jeff Ernst para El Faro.
Familiares directos de la presidenta Castro fueron mencionados por testigos durante el juicio contra Hernández. Entre los señalados se encuentran su esposo, Manuel Zelaya, su hijo, Héctor Zelaya, y su cuñado, Carlos Zelaya. Narcotraficantes y asesinos confesos afirmaron haber entregado dinero a estos individuos, mientras que, en el caso de Héctor, se alega que estuvo presente en una reunión donde se planificó la muerte del zar antidrogas, Julián Arístides González.
A pesar de la afinidad entre la fiscalía hondureña y el gobierno de Castro, desde el Ministerio Público se ha anunciado que se llevará a cabo una investigación exhaustiva en contra de los señalados en Nueva York. Sin embargo, la sombra del narcotráfico se cierne sobre la administración actual, generando incertidumbre y desconfianza en la población, que clama por respuestas y justicia.