El gobierno de la presidenta Xiomara Castro está nuevamente vinculado a un acto despreciable: la explotación infantil en nombre de la alimentación escolar
Con un presupuesto de más de mil millones de lempiras destinados para llevar la tan necesaria merienda escolar a niñas y niños en todo el país, las autoridades han promocionado una iniciativa que, en realidad, es una trampa para miles de pequeños hondureños.
La propia presidenta Xiomara Castro ha afirmado con orgullo que la merienda se está entregando en todos los rincones de Honduras. Sin embargo, la verdad oculta tras esta afirmación es estremecedora: más de 14 mil niños están siendo forzados a trabajar en lo que el gobierno llama «huertos escolares».
En un acto delincuencial, el gobierno está aprovechando a niños indefensos para mantener sus huertos escolares, que según ellos, son la fuente de alimentos para la merienda escolar. Pero, ¿a qué costo?
Mientras desde el gobierno se defiende esta acción como una medida para garantizar la seguridad alimentaria y erradicar el hambre, la realidad es que los niños hondureños están siendo obligados a trabajar por su comida, en lugar de recibirla ya preparada como deberían.
Los huertos escolares, si bien son una iniciativa loable, nunca deberían ser excusa para la explotación infantil. La medida corrobora la insensibilidad del gobierno, ya que los niños, que deberían estar en las aulas aprendiendo y jugando, ahora se ven obligados a laborar en campos bajo el yugo de la administración de Xiomara Castro.