El ocaso de Hosni Mubarak

Mubarak llegó al poder en 1981 tras el asesinato del entonces líder Anwar Sadat.

Hosni Mubarak gobernó Egipto durante 30 años. El exmandatario, de 84 años, sobrevivió por décadas en el poder al presentarse como un baluarte de estabilidad en una región problemática, hasta su renuncia el 11 de febrero de 2001, luego de 18 días de protestas populares.

Fue precisamente su actuación durante esas manifestaciones la que lo llevó este sábado a recibir una condena de cadena perpetua por complicidad en la muerte de cientos de personas.

Pocos creyeron, en 1981, que el entonces vicepresidente y poco conocido Mubarak, quien llegó a la Presidencia tras el asesinato del entonces líder Anwar Sadat, pudiera mantenerse en el poder. Mucho menos durante tres décadas.

Sadat fue asesinado por radicales islámicos en un desfile militar en El Cairo y Mubarak tuvo la suerte de escapar de los disparos mientras estaba sentado a su lado.

Desde entonces, ha sobrevivido por lo menos seis intentos de asesinato.

Además de su habilidad para esquivar balas, también logró posicionarse como un aliado de confianza para Occidente y luchando contra un poderoso movimiento de oposición dentro de sus fronteras.

Pero con el malestar interno, su influencia regional menguante, su delicado estado de salud y la falta de claridad en su sucesión, muchos se preguntaban cuánto tiempo Mubarak sería capaz de ostentar el poder.

Luego, en un discurso televisado el 1º de febrero de 2011, a raíz de las protestas masivas en El Cairo y otras ciudades, Mubarak anunció que había decidido no presentarse a la reelección en septiembre.

Las protestas continuaron y el 10 de febrero apareció en la televisión estatal para decir que entregaba los poderes a su vicepresidente, pero se mantendría como presidente.

Al día siguiente, el vicepresidente Omar Suleiman en un lacónico anuncio dijo que Mubarak dejaba el cargo y que un Consejo Supremo militar gobernaría el país.

En mayo se supo que Mubarak, junto con sus dos hijos -Alaa y Gamal- sería juzgado por la muerte de manifestantes, un juicio que llegó a su fin este sábado con la condena a cadena perpetua.

Mubarak fue viceministro de Defensa y comandante de la Fuerza Aérea.

Nacido en 1928 en una pequeña aldea en la provincia de Menofya cerca de El Cairo, Mubarak insistió siempre en mantener su vida privada fuera del dominio público.

Tiene dos hijos, Gamal y Alaa con su esposa Suzanne Mubarak, mitad británica y graduada en la Universidad Americana de El Cairo.

Se graduó de la academia militar de su país en 1949. Como viceministro de Defensa y comandante de la Fuerza Aérea, tuvo un papel destacado en la planificación del ataque sorpresa a las fuerzas israelíes en la península de Sinaí al comienzo de la guerra de Yom Kippur en 1973.

Dos años después, en 1975, alcanzó la vicepresidencia y fue juramentado como presidente de Egipto el 14 de octubre de 1981, ocho días después del asesinato de Sadat.

A pesar de que en ese momento tenía poco atractivo popular o proyección internacional, el corpulento militar utilizó el asunto detrás del asesinato de Sadat -la paz con Israel- para construir su reputación como estadista internacional.

Justo como su formación, Mubarak gobernó como un líder cuasi militar desde que asumió el poder.

Durante todo este tiempo mantuvo al país bajo la ley de emergencia, dando al Estado los poderes de arrestar o limitar las libertades fundamentales. El gobierno argumentaba que el régimen draconiano era necesario para luchar contra el terrorismo islámico, que llegó en oleadas, a menudo teniendo como objetivo el lucrativo sector turístico de Egipto.

Mubarak presidió durante un período de estabilidad interna y desarrollo económico que llevó a que la mayoría de sus compatriotas aceptara su monopolización del poder. Sin embargo, en los últimos años sintió por primera vez presión para fomentar las reformas políticas, tanto desde el interior de Egipto como de su aliado más poderoso, Estados Unidos.

En enero de 2011, inspirados por la revolución en Túnez, miles de egipcios salieron a las calles a manifestarse. El resto es historia conocida: su renuncia, el comienzo del juicio y la sentencia conocida este sábado.

El ocaso para Mubarak, tras tres décadas en el poder, le llegó en un año y medio.

 

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