El Gobierno de Xiomara Castro excluido de la agenda diplomática de EE.UU. en medio de la crisis migratoria

Mientras el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, inicia una gira por Centroamérica y el Caribe, Honduras se ve una vez más fuera de la agenda diplomática, a pesar de ser un actor clave en la crisis migratoria que afecta a la región. Desde el 1 hasta el 6 de febrero, Rubio visitará países aliados de EE.UU. como Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, sin incluir a Honduras, país que históricamente ha sido uno de los mayores emisores de migrantes hacia el norte.

La visita de Rubio, cuyo enfoque principal es la migración, tiene como objetivo abordar el control de la migración ilegal, combatir las organizaciones criminales transnacionales y contrarrestar la influencia de China en la región. Sin embargo, Honduras, a pesar de ser un país de tránsito y origen para miles de migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos, queda fuera de la discusión, dejando en evidencia la desconexión diplomática entre el gobierno de Xiomara Castro y la administración de Joe Biden.

Aunque el presidente de Honduras ha intentado posicionarse como un actor relevante en el tema migratorio, la exclusión de su país en esta gira refleja las tensiones no resueltas entre ambos gobiernos. El canciller de Honduras, Eduardo Enrique Reina, ha anunciado varias iniciativas locales, como el programa «Hermano, vuelve a casa», que ofrece incentivos económicos y apoyo a los migrantes retornados. Sin embargo, estas medidas parecen no haber logrado convencer a la administración estadounidense de incluir a Honduras en su agenda prioritaria.

La presidenta Castro ha criticado abiertamente las políticas migratorias de Estados Unidos, y en particular las deportaciones masivas, a las cuales ha respondido con una retórica confrontacional, incluso sugiriendo que la presencia de una base militar estadounidense en el país podría no tener justificación si estas prácticas continúan. No obstante, su administración no ha logrado establecer un canal efectivo de diálogo con la administración Biden, lo que ha dejado a Honduras fuera de la conversación sobre temas migratorios clave, a pesar de la creciente presión sobre el gobierno de Castro por la crisis migratoria.

La ausencia de Honduras en la agenda de Rubio refleja también una falta de cohesión regional, ya que el país es un punto de paso obligado para miles de migrantes, pero no ha logrado ganarse un espacio significativo en las mesas de negociación sobre cómo enfrentar la migración de manera efectiva y respetuosa. En contraste, países como El Salvador, Guatemala y Costa Rica han logrado posicionarse como aliados estratégicos de Estados Unidos, con quienes comparten intereses comunes en materia de seguridad y control migratorio.

Honduras, mientras tanto, sigue viendo cómo la migración masiva y las deportaciones se convierten en un tema central de su política exterior, pero sin la influencia suficiente para cambiar la dinámica regional en su favor. La falta de inclusión de Castro en las discusiones lideradas por Estados Unidos resalta la desconexión y las deficiencias en la política exterior hondureña, lo que podría tener consecuencias para el país en su relación con Washington en los próximos años.

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