En su homilía dominical, el cardenal emérito Óscar Andrés Rodríguez emitió un enérgico llamado a la reflexión y a la unidad en Honduras, destacando que el país y su gente no deben ser juzgados por la acción de unos pocos delincuentes.
«Honduras no es mala, los hondureños no son malos, por unos cuantos delincuentes no pueden juzgar a todo un país», afirmó el cardenal Rodríguez durante la celebración religiosa.
Instó a los fieles a dar testimonio de coherencia y vivir de acuerdo con los principios de la fe, enfatizando la importancia de no caer en el juicio y de ser agentes de paz y esperanza en la sociedad.
En un tono de llamado a la acción, monseñor Rodríguez subrayó la necesidad urgente de erradicar el odio y la violencia que afectan a Honduras.
«Jesús nos llama a ser profetas en nuestro hogar, lugar de trabajo y en la sociedad, para combatir el mal que nos rodea», expresó con convicción.
Además, el prelado exhortó a abandonar la arrogancia, destacando que «una persona soberbia queda sola, no tiene amigos».
Recordó a los presentes que Jesús ofrece un camino de esperanza y llamó a valorar las semillas de fe que Dios siembra en su pueblo, así como a evitar el desprecio hacia los demás, incluidos los vecinos y compatriotas.
El mensaje central de la homilía fue claro: «Todos somos llamados a hablar del amor que Dios da a todos, a convertirnos en profetas y a tener fe para derrotar el mal que amenaza a nuestra sociedad, como la violencia y el odio entre familias», concluyó el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, dejando una reflexión profunda y esperanzadora para los hondureños.