Solo el 16% de las familias que reciben remesas en Honduras tienen ese ingreso bancarizado.
Son familias que mantienen un depósito dentro de un banco o cooperativa y, según Alejandro Kafatti, analista económico, el Gobierno debe incentivar el acceso a los servicios financieros a esas familias.
«Se deben crear incentivos para la inversión productiva para convertir ese dinero en un promotor de la economía nacional», señala Kafatti.
Además, el analista señala que no se trata solo a cubrir las deudas de los bienes y servicios que importamos o utilizarlas únicamente para mantener estable el tipo de cambio.
Las remesas continúan posicionándose como el principal estabilizador macroeconómico del país.
El año pasado sumaron más de $8,700 millones, que llegaron a representar alrededor del 20% del Producto Interno Bruto (PIB).
Información del Banco Central de Honduras (BCH), manifiesta que cerca del 87% de las familias que reciben remesas en el país utilizan este dinero para cubrir sus necesidades básicas.
«Al menos el 43% de las familias que reciben remesas ha expresado que estas son su única fuente de ingresos», señala Kafatti.
Estos datos indican se continúan destinando a cubrir necesidades corrientes, que a inversiones productivas.
«El principal reto para el Gobierno es revertir el fallo económico y la seguridad. Es necesario que el Gobierno cree políticas públicas concentradas en los hogares que reciben remesas», indica.