Un ataque aéreo estadounidense el domingo tuvo como objetivo un vehículo que transportaba “múltiples terroristas suicidas” de la filial del Estado Islámico de Afganistán antes de que pudieran atacar la evacuación militar estadounidense en curso en el aeropuerto internacional de Kabul, dijeron las autoridades.
Había pocos detalles iniciales sobre este incidente, así como el de un cohete que cayó en un vecindario al noroeste del aeropuerto y mató a un niño. En un inicio, los dos ataques parecían ser incidentes separados, aunque la información sobre ambos era escasa.
El portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, dijo en un escueto mensaje a los periodistas que la maniobra estadounidense tuvo como objetivo a un atacante suicida que conducía un vehículo cargado con explosivos.
Dos oficiales militares estadounidenses, que hablaron bajo condición de anonimato, dijeron que el ataque aéreo fue exitoso y que provocó “explosiones secundarias importantes”, lo que indica la presencia de una cantidad sustancial de material explosivo en el vehículo.
El bombardeo fue el segundo de Estados Unidos desde el atentado suicida de la semana pasada en el aeropuerto donde murieron más de 180 personas, incluyendo 13 soldados estadounidenses. El sábado, un bombardeo estadounidense en la provincia de Nangarhar mató a un miembro del Estado Islámico que se cree estaba involucrado en la planificación de ataques contra Estados Unidos en Kabul.
Por su parte, Rashid, el jefe de policía de Kabul que, como muchos afganos, tiene un solo nombre, informó que el cohete que mató al menor cayó el domingo por la tarde en el vecindario de Khuwja Bughra de la capital afgana.
Un video obtenido por The Associated Press después del ataque mostró humo saliendo de un edificio en el sitio a 1 kilómetro (media milla) del aeropuerto.
Esto sucede mientras Estados Unidos culmina una histórica operación aérea en la que decenas de miles de personas fueron evacuadas del aeropuerto internacional de Kabul, donde se han producido escenas de caos desde que el Talibán tomó el país hace dos semanas. Tras el ataque de la semana pasada, el Talibán redobló la seguridad en torno al aeródromo. Gran Bretaña puso fin el sábado a sus vuelos de evacuación.
Por otra parte, el domingo se informó que un combatiente talibán mató a tiros a un cantante folclórico afgano en una inestable provincia de montaña en circunstancias poco claras.
El crimen reavivó el temor entre activistas a que los insurgentes reinstauren su duro régimen en el país, después de que su ofensiva relámpago derrocara al gobierno.
Los aviones de mercancías del Ejército estadounidense seguían llegando al aeropuerto el domingo antes de la fecha límite del martes fijada por el presidente, Joe Biden, para retirar a todas las tropas tras la guerra más larga de Estados Unidos.
El asesinato el viernes del cantante folclórico ocurrió en el Valle de Andarabi, que le daba su nombre, una zona de la provincia de Baghlan unos 100 kilómetros (60 millas) al norte de Kabul. El valle ha registrado violencia desde la conquista talibán y algunos distritos cayeron en manos de milicianos opuestos al Talibán. El Talibán dice haber recuperado esas zonas, aunque la vecina Panjshir, en las montañas del Hindú Kush, sigue siendo la única de las 34 provincias del país que no controlan.
Combatientes ya habían visitado y registrado la casa de Andarabi e incluso tomado té con el músico, según dijo a The Associated Press su hijo Jawad Andarabi. Pero algo cambió el viernes.
“Era inocente, un cantante que sólo entretenía a la gente”, dijo su hijo. “Le dispararon en la cabeza en la granja”.
Su hijo dijo que quería justicia y que un consejo talibán local había prometido castigar al asesino de su padre.
El vocero talibán Zabihullah Mujahid dijo a AP que los insurgentes investigarían el caso, pero que no tenía más información al respecto.
Larima Bennoune, enviada especial de Naciones Unidas sobre derechos culturales, y Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, expresaron su preocupación por el asesinato.
“Hay una creciente evidencia de que el Talibán de 2021 es el mismo que el intolerante, violento y represivo talibán de 2001”, escribió Callamard en Twitter. “Veinte años más tarde. No ha cambiado nada en ese aspecto”.-AP