El Congreso Nacional de Honduras, señalado por amplios sectores como uno de los peores en la historia democrática del país debido a su baja productividad y múltiples cuestionamientos por presunta corrupción, ha anunciado la suspensión de sus sesiones legislativas durante esta semana, argumentando supuestos daños estructurales en su edificio a causa de las recientes lluvias en la capital.
David Reyes, gerente del Congreso, informó en conferencia de prensa que las intensas precipitaciones provocaron filtraciones, afectaciones en ventanales, techos, pisos, el sistema eléctrico y drenajes en diferentes áreas del inmueble. “Se ha producido daños en varios niveles del edificio legislativo, lo que nos obliga a tomar medidas de precaución”, aseguró Reyes.
El funcionario explicó que solicitaron el apoyo del Cuerpo de Bomberos y la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) para realizar inspecciones técnicas. Según Reyes, ambas instituciones recomendaron el desalojo preventivo de oficinas y áreas administrativas por razones de seguridad.
En respuesta, el Congreso contrató personal especializado de manera urgente para ejecutar trabajos de reparación y adecuación de las zonas afectadas. Reyes indicó que desde hace dos semanas se trabaja en la restauración de los espacios dañados y que esta semana se concedió asueto al personal administrativo, con el compromiso de retomar las labores el lunes 7 de julio.
No obstante, la suspensión de actividades legislativas llega en medio de severas críticas al Congreso por su parálisis legislativa, el rezago en la aprobación de leyes clave y las constantes denuncias de opacidad y corrupción. Diversos analistas y sectores sociales consideran que este Congreso ha sido uno de los más improductivos, no solo por la falta de consensos políticos, sino por el creciente desprestigio que enfrenta ante la opinión pública.
La suspensión de sesiones ha sido vista por muchos como otro capítulo en la larga lista de justificaciones que, a criterio de sus críticos, agravan la crisis institucional del país y profundizan la desconfianza ciudadana hacia el Legislativo. Mientras tanto, temas urgentes como la elección de fiscales, reformas electorales y leyes de impacto nacional siguen sin resolverse.
El Congreso Nacional, que debería ser el epicentro del debate democrático y la producción legislativa, continúa atrapado entre acusaciones de ineficiencia y escándalos, ahora bajo el argumento de un edificio inhabilitado por las lluvias. La ciudadanía, por su parte, sigue a la espera de resultados que, hasta el momento, no llegan.