Congreso Nacional bajo la dirección de Luis Redondo: Un año perdido y una falta de productividad evidente

El Congreso Nacional de Honduras se encuentra en un estado de parálisis, con más de un mes sin realizar sesiones legislativas, lo que evidencia la ineficiencia de su liderazgo, encabezado por Luis Redondo. Desde el 12 de febrero, fecha en la que se aprobó una ampliación presupuestaria para el Tribunal de Justicia Electoral (TJE) y un préstamo millonario para la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), el Congreso ha permanecido inactivo, sin dar respuestas ni avances en el último año de legislatura del actual mandato.

La inacción de los legisladores ha quedado patente durante los 35 días de ausencia de sesiones, periodo en el cual la mayor parte de los diputados se han centrado en sus campañas electorales, dejando a un lado su responsabilidad legislativa. En un contexto tan crítico para el país, con múltiples problemas pendientes, resulta alarmante que el Congreso siga sin cumplir con su función de discutir y aprobar iniciativas vitales para el bienestar de la población.

El presidente del Congreso Nacional, Luis Redondo, quien ostenta el cargo pese a las crecientes críticas sobre su gestión, ha preferido ocupar su tiempo en una presidencia honoraria del Frente Parlamentario Contra el Hambre del Foro de Presidentes de Poderes Legislativos de Centroamérica y la Cuenca del Caribe (Foprel), mientras en el Congreso la productividad es nula. Redondo, quien es el diputado más votado del Partido Libertad y Refundación (Libre), ha demostrado una clara incapacidad para liderar de manera efectiva, haciendo caso omiso de las necesidades del país y las críticas de sus propios compañeros.

Si bien algunos legisladores del Partido Libre siguen obteniendo el apoyo popular, existen voces dentro de la misma bancada que denuncian favoritismos hacia la corriente “M-28” dentro del aparato estatal, lo que ha generado tensiones internas y ha sumado más incertidumbre a un Congreso que no parece tener claro su rumbo. La falta de sesiones y de propuestas concretas no solo refleja un mal liderazgo, sino una evidente desconexión con las necesidades del pueblo hondureño.

A pesar de la crítica situación, muchos diputados de la oposición mantienen una postura tranquila, conscientes de que, independientemente de la falta de trabajo legislativo, sus nombres continuarán figurando en las planillas para noviembre. Esto pone de manifiesto la desconexión total de la clase política con las preocupaciones y exigencias de la ciudadanía, que demanda una gestión eficiente y activa.

Este Congreso, bajo la dirección de Luis Redondo, está mostrando una gestión deficiente que podría marcar el cierre de una legislatura que, en vez de avanzar, se estanca en la inercia. Con una agenda legislativa pendiente y la falta de consenso dentro de las bancadas, se hace evidente que la dirección de Redondo ha dejado al país sin un liderazgo que impulse el desarrollo y la resolución de los problemas más urgentes. El futuro de este Congreso parece incierto, y con ello, el destino de las iniciativas que podrían haber mejorado la situación del país.

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