La cifra de víctimas fatales del desplome de una presa que retenía desechos de una mina en el sureste de Brasil se elevó a 34, cuando buscadores en helicópteros y rescatistas abriéndose paso en el lodo profundo hallaron más cadáveres. Las autoridades estiman que hay al menos 200 desparecidos y prevén que la cifra de muertos aumentará durante una búsqueda dificultada por las lluvias intermitentes.
Romeu Zema, gobernador del estado de Minas Gerais, advirtió que los responsables “serán castigados”.
El diario Folha de S.Paulo informó el sábado que el complejo minero de la represa recibió una licencia expedita para expandirse en diciembre debido a una “disminución del riesgo”.
Los grupos de preservación de la zona afirman que la aprobación fue ilegal.
Además de los 34 cuerpos recuperados, había 23 personas hospitalizadas, dijeron autoridades del departamento de bomberos de Minas Gerais.
Había algunas señales de esperanza. Las autoridades anunciaron que habían encontrado a 43 personas más con vida el sábado, y la empresa dijo que había establecido el paradero de 100 trabajadores.
Los bomberos distribuyeron a los medios de comunicación listas de personas que habían sido rescatadas o contabilizadas, pero todavía había decenas de familias en la ciudad esperando desesperadamente noticias de sus seres queridos.
Para muchos, la esperanza se desvanecía en angustia.
“No creo que esté vivo”, dijo Joao Bosco, hablando de su primo, Jorge Luis Ferreira, que trabajaba para la empresa minera brasileña Vale. “En estos momentos sólo espero un milagro de Dios”, agregó.
Los trabajadores de Vale estaban almorzando cuando colapsó una presa de contención de relaves, sepultando al restaurante y a la comunidad circundante en un fango marrón rojizo.
“Es angustioso, enloquecedor”, dijo Vanilza Sueli Oliveira, que estaba esperando noticias de su sobrino. “El tiempo pasa. Ya han pasado 24 horas. El tiempo pasa. No quiero pensar que él está bajo el lodo”.
Los ríos de residuos mineros ya habían generado el temor de una contaminación generalizada.
De acuerdo con el sitio web de Vale, los residuos, a menudo llamados relaves, están compuestos principalmente de arena y no son tóxicos. Sin embargo, un informe de la ONU encontró que los desperdicios de un desastre similar en 2015 “contenían altos niveles de metales pesados tóxicos”.
El director general de Vale, Fabio Schvartsman, dijo desconocer las causas del desplome. El incidente ocurrió cuando unos 300 empleados se encontraban laborando. Unos 100 ya fueron hallados y se intentaba determinar el paradero del resto.
“Las principales víctimas fueron nuestros propios trabajadores”, declaró Schvartsman en conferencia de prensa. El lodo cubrió un restaurante a la hora de la comida, agregó.
Algunas zonas de la ciudad de Brumadinho fueron desalojadas, y los bomberos realizaban rescates con un helicóptero y vehículos terrestres.
El canal local de televisión TV Record mostró un helicóptero de bomberos volando a centímetros del suelo mientras sacaban a una mujer cubierta de lodo de las aguas residuales.
Las fotografías mostraban techos de inmuebles que sobresalían sobre un extenso terreno cubierto de lodo, que también bloqueó caminos. El torrente de desechos llegó hasta la comunidad de Vila Ferteco y a una oficina administrativa de la compañía Vale, donde había empleados.
El viernes, la corte estatal de Minas Gerais bloqueó 260 millones de dólares de Vale para los servicios de emergencia y ordenó a la empresa presentar un informe sobre las medidas que tomará para ayudar a las víctimas. El sábado, el ministerio de Justicia estatal bloqueó otros 1.300 millones de dólares.
En 2015, otra presa operada por Vale y la compañía minera australiana BHP Billiton colapsó en la ciudad de Mariana, en Minas Gerais, causando la muerte de 19 personas y el desalojo de cientos más.
El colapso de 2015, considerado el peor desastre medioambiental en la historia de Brasil, dejó a 250.000 personas sin agua potable y provocó la muerte de miles de peces. Unos 60 millones de metros cúbicos de residuos contaminaron ríos y llegaron al Océano Atlántico.
Schvartsman señaló que lo sucedido el viernes fue “una tragedia humana de mayores dimensiones que la de Mariana, pero posiblemente el daño ambiental será menor”.
Bolsonaro, quien asumió el 1 de enero, sobrevoló la zona el sábado.
Grupos y activistas ambientales dijeron que el vertido de relaves del viernes ponía de relieve la falta de controles.
El derrame más reciente “es una triste consecuencia de las lecciones no aprendidas por el gobierno brasileño y las compañías mineras responsables de la tragedia en la presa Samarco, también controlada por Vale, en Mariana”, afirmó Greenpeace en un comunicado.
“La historia se repite”, tuiteó Marina Silva, exministra del ambiente y tres veces candidata presidencial. “Es inaceptable que el gobierno y las compañías mineras no hayan aprendido nada”.-AP