Rescatistas y recolectores de metal excavaban el lunes entre los escombros de un hotel del que ya se han extraído 15 cuerpos tras el terremoto que devastó a esta comunidad costera de Haití hace dos días.
Jean Moise Fortunè, cuyo hermano propietario del hotel murió en el derrumbe, cree que hay más personas atrapadas entre los restos.
Sin embargo, con base en el tamaño de los espacios vacíos que los rescatistas examinaron cautelosamente, quizá de unos 30 centímetros (1 pie) de profundidad, parecía improbable hallar sobrevivientes.
El sismo, con epicentro a unos 125 kilómetros (80 millas) al oeste de la capital Puerto Príncipe, dejó por lo menos 1.419 muertos, haciendo desaparecer casi por completo comunidades enteras y provocando deslaves que obstaculizan las labores de rescate en la nación más pobre del hemisferio occidental. Antes del terremoto del sábado, Haití ya lidiaba con la pandemia del coronavirus, el incremento de la violencia de las pandillas, el aumento en la tasa de pobreza y la incertidumbre política tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio.
La Dirección de Protección Civil de la nación caribeña también elevó el lunes el número de lesionados a 6.000. Y la devastación podría empeorar con la llegada de la depresión tropical Grace, la cual se presume tocará tierra el lunes por la noche con la posibilidad de generar fuertes vientos, aguaceros, deslaves e inundaciones. Las precipitaciones podrían alcanzar los 38 centímetros (15 pulgadas) en algunas zonas, indicó la dependencia.
“En estos momentos estamos trabajando para garantizar que los recursos que tenemos disponibles lleguen a los lugares más afectados”, dijo Jerry Chandler, director de la agencia, refiriéndose a las provincias de Les Cayes, Jeremie y Nippe, en el suroeste del país.
Al quedarse sin trabajo, combustible y dinero, los desesperados residentes de Les Cayes escudriñaban los escombros en busca de metal para vender. Otros esperaban a que les transfirieran dinero desde el extranjero, un pilar de la economía haitiana incluso antes del impacto del terremoto.
Anthony Emile esperó seis horas en una fila con la esperanza de poder retirar el dinero que le envió su hermano desde Chile, donde ha estado trabajando desde el último terremoto que remeció a Haití.
“Hemos estado esperando desde la mañana, pero hay demasiada gente”, dijo Emile, agricultor de bananos, quien señaló que sus familiares en zonas rurales dependen de que les dé el dinero para sobrevivir.
Tres días después del terremoto, los lesionados seguían acudiendo al atestado hospital general de Les Cayes. Los pacientes aguardaban a recibir atención en escaleras, corredores y en la terraza del hospital.
“Después de dos días, en general casi siempre la mayoría de ellos ya están infectados”, dijo el doctor Paurus Michelete, quien ha atendido a 250 pacientes y era uno de apenas tres doctores en servicio al momento del sismo.-AP