Al menos 92 personas han muerto y 128 han resultado heridas este sábado por la explosión de un vehículo bomba en un puesto de control a las afueras de Mogadiscio, en la concurrida intersección que conecta la capital somalí con la localidad de Afgoye, según fuentes médicas.
Estas son las últimas cifras proporcionadas a Efe por el
doctor Nasra Ali, del Hospital Medina, quien advierte que muchos de los heridos
se están muriendo por la escasez de bolsas de sangre.
Entre los muertos hay al menos 17 estudiantes de la Universidad privada de
Benadir, quienes atravesaban el cruce en minibús en el momento del trágico
incidente.
También han perdido la vida dos ingenieros de nacionalidad turca, trabajadores
de la empresa Construcciones En-Ez encargada de las obras en esta carretera;
según confirmó la embajada de este país en Mogadiscio.
«Nuestra ambulancia llegó la primera. Nos encontramos cuerpos
desperdigados y personas heridas. Algunos de los cuerpos habían sido quemados
vivos», relató a Efe Abshir Mohamed Amina, uno de sanitarios de Aamin
sobre el terreno.
El atentado tuvo lugar a las 8.00 hora local (5.00 GMT) cuando un presunto suicida
hizo estallar una especie de miniván cerca de una oficina de impuestos, en el
puesto de control utilizado por los vehículos que salen y entran a Mogadiscio
desde la ciudad de Afgoye.
Era la hora punta de una jornada laboral, por lo que en los alrededores de la
zona afectada había numerosos coches patrulla, estudiantes y vendedores
ambulantes de qat (estimulante vegetal muy consumido en Somalia), según
diversos testigos.
Decenas de familias siguen aguardando a las afueras de los hospitales Erdogan,
Medina y la clínica especializada Kalkaal con la intención de conocer el estado
de sus familiares; mientras que el personal sanitario solicitó a la población
que acudiese a donar sangre.
«Se ha pedido a otros pacientes, familiares e incluso a médicos, enfermeras
y personal del hospital que donen sangre con urgencia para ayudar a las
víctimas. La situación es mala», aseguró a Efe al poco de conocerse este
suceso el doctor Yahye Ismail del Hospital Erdogan.
«No recuerdo una tragedia semejante desde el ataque en la intersección de
Zoobe (en Mogadiscio)», continuó el sanitario Amina, en referencia al
doble atentado con camión bomba en un mercado de la capital que causó 587
muertos el 14 de octubre de 2017.
Con la cifra de víctimas mortales actual, el atentado de hoy supone el tercero
más mortífero en la historia reciente de Mogadiscio; solo superado por el de
Zoobe, y en octubre de 2011, por la explosión de un terrorista suicida de Al
Shabab que mató a más de un centenar de personas.
«Mando mis más profundas condolencias a las familias y amigos que han
perdido a seres queridos», declaró en una rueda de prensa el presidente
somalí Mohamed Abdulahi Farmajo, «está claro que los terroristas no
dejarán (tranquila) a una sola persona en este país. Son nuestros enemigos y
tenemos que centrarnos en eliminarlos».
Hasta el momento ningún grupo terrorista ha reclamado la autoría de este
suceso, si bien el grupo terrorista yihadista Al Shabab había manifestado su
rechazo a la construcción de esta carretera.
Mogadiscio -pese a permanecer nominalmente bajo control del Gobierno- sufre a
menudo atentados de Al Shabab, organización afiliada a Al Qaeda desde 2012 y
que controla las áreas rurales del centro y sur de Somalia; país del que quiere
expulsar a todas las tropas extranjeras e instaurar un Estado islámico de corte
wahabí (ultraconservador).
Este último ataque pone una vez más en entredicho la capacidad del Ejército
somalí para asumir la seguridad de este país del Cuerno de África, al ir
reduciéndose año tras año los contingentes de soldados que la misión de paz de
la Unión Africana (UA), conocida como AMISOM, mantiene en Somalia.
Estados Unidos también cuenta con cerca de 500 efectivos en territorio somalí,
y solo este año ha llevado a cabo más de 60 ataques con drones (aviones no
tripulados) contra supuestos objetivos de Al Shabab, si bien en alguno de ellos
también han fallecido agricultores.
Somalia vive en un estado de conflicto y caos desde 1991, cuando fue derrocado
el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en
manos de milicias islamistas y señores de la guerra.-EFE