La Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) alertó este miércoles sobre las graves consecuencias que podría tener para Honduras la política migratoria del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tras su anuncio de deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados. La organización advirtió que el país centroamericano podría recibir hasta 120,000 deportados durante el primer año del segundo mandato de Trump, lo que incrementaría aún más la crisis económica y social que ya afecta a la nación.
Carlos Hernández, director ejecutivo de ASJ, comparó la situación con un fenómeno natural, sugiriendo que, al igual que un país se prepara para la llegada de un huracán, Honduras debería tener un plan de contingencia para afrontar la amenaza de las deportaciones. «Honduras necesita actuar con la misma urgencia que ante la llegada de un fenómeno meteorológico. El gobierno de Xiomara Castro no ha presentado un plan claro para mitigar el impacto de las medidas migratorias anunciadas por Trump», afirmó Hernández, subrayando la falta de una estrategia oficial para enfrentar el desafío.
A tan solo cinco días de que Trump asuma su segundo mandato, la amenaza de políticas migratorias y comerciales más severas ha generado preocupación en varios países de la región, incluyendo Honduras. El presidente estadounidense ha delineado un plan para deportar hasta un millón de inmigrantes en su primer año de gobierno, con un enfoque particular en aquellos con antecedentes legales. Esto, según ASJ, podría significar un incremento drástico en el número de hondureños retornados, afectando las remesas, el empleo y la estabilidad social del país.
Impacto económico y social
Julio Raudales, economista y sociólogo, advirtió que la deportación de 120,000 hondureños podría reducir las remesas en un 10%, lo que representaría una disminución de aproximadamente 1,789 millones de dólares. Este monto equivale a casi la mitad de las exportaciones de las maquilas hondureñas hacia Estados Unidos. Además, la expiración del Estatus de Protección Temporal (TPS) para 55,000 hondureños en 2025 podría complicar aún más la situación, al convertir a este grupo en objetivos fáciles para las deportaciones.
Por otro lado, Trump ha amenazado con imponer aranceles del 25% a los productos de países que no controlen adecuadamente el flujo de inmigración y drogas. Dado que más del 50% de las exportaciones de Honduras van hacia Estados Unidos, las medidas arancelarias podrían desencadenar una crisis comercial, afectando sectores clave como el de las maquilas, el café y otras exportaciones.
Efectos en la seguridad y el empleo
Aunque las repercusiones económicas de las deportaciones son gravísimas, ASJ también destacó los posibles efectos en la seguridad y el empleo. Según la organización, el aumento de deportados podría generar un «efecto cascada» en varios aspectos de la vida social y económica. Lourdes Cardona, representante del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), destacó que el impacto social de las deportaciones podría ser devastador. «Un gran porcentaje de las familias que reciben remesas depende de ellas como su único ingreso. Esto podría aumentar la pobreza y la desigualdad social», explicó Cardona.
El mercado laboral también se vería afectado. El retorno masivo de hondureños podría generar una alta tasa de desempleo, ya que la oferta de trabajo no cubriría las demandas de la población. Esto podría generar una presión adicional en el sector privado y las instituciones públicas, que enfrentarían una sobrecarga de servicios sin la capacidad de satisfacer la demanda.
Un llamado a la acción
ASJ urgió al gobierno hondureño a tomar medidas preventivas y a convocar a todos los sectores de la sociedad para desarrollar una estrategia integral que mitigue los efectos de las políticas migratorias de Trump. «La prevención es clave. No podemos esperar a que el daño ya esté hecho. Honduras necesita actuar con rapidez y previsión para proteger a su gente y garantizar la estabilidad económica y social del país», concluyó Hernández.
Con la implementación de estas políticas migratorias por parte de Estados Unidos, Honduras se enfrenta a un panorama incierto y desafiante. La cooperación nacional e internacional será fundamental para enfrentar las consecuencias de las deportaciones masivas, que podrían tener un impacto duradero en la vida de miles de hondureños tanto dentro como fuera del país.