Dirigente de Libre reclama públicamente a su sobrino, diputado Fabricio Sandoval, por incumplir promesas a su comunidad

Un fuerte reclamo protagonizó recientemente Alba Hernández, reconocida lideresa de base del Partido Libertad y Refundación (Libre) en el sur del país, quien no dudó en confrontar públicamente a su sobrino, el diputado Fabricio Sandoval, por lo que calificó como abandono hacia su comunidad y su propia familia tras alcanzar el cargo legislativo.

Durante una asamblea partidaria, donde también se encontraban figuras políticas como Rixi Moncada, Hernández tomó la palabra de forma inesperada para exigir al congresista que cumpliera con sus compromisos. Lo hizo frente a un auditorio que inicialmente la escuchó entre murmullos, pero que pronto quedó en silencio ante la contundencia de sus palabras.

“Abogado Fabricio Sandoval, ya no más mentiras. Quiero que nos cumpla, abogado”, expresó Hernández, con voz firme y sin titubeos, justo después de que el diputado la hubiera aplaudido sin imaginar el reproche que estaba por recibir.

Más allá de un reclamo familiar, la dirigente, quien es viuda, madre y pescadora artesanal, puso en evidencia el abandono que viven las comunidades del sur de Honduras, especialmente aquellas que respaldaron al partido y que aún esperan las promesas de desarrollo social y acceso a servicios básicos.

“No estoy pidiendo favores personales. Solo quiero justicia y oportunidades para mis hijos que no tienen empleo, y que las comunidades como San Pablo reciban lo que se les prometió”, dijo Hernández, al recordar la promesa incumplida de su sobrino, quien, según relató, había ofrecido una contribución de 50 mil lempiras para un proyecto de agua potable que nunca se concretó.

En su intervención, la lideresa también cuestionó la presencia de operadores políticos de partidos tradicionales en espacios de poder que, según ella, deberían estar ocupados por miembros de las bases de Libre.
“¿Por qué mantienen cachurecos en el poder, cuando a nosotros ni siquiera nos tomaron en cuenta?”, preguntó con una mezcla de decepción y valentía.

Al finalizar, Hernández fue contundente: “San Pablo sigue esperando los 50 mil lempiras que prometió. Yo quedé como mentirosa ante mi comunidad por haber confiado en usted”, expresó, dejando en el aire un reclamo que resonó más allá de la sala.

El episodio refleja el creciente descontento dentro de las propias filas del partido de gobierno, donde cada vez más voces exigen coherencia, respeto y cumplimiento de las promesas hechas a las comunidades que los llevaron al poder.

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