El ministro de Defensa de Honduras, José Manuel Zelaya, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Honduras, general Roosevelt Hernández, sostuvieron una reunión con el general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa y principal figura militar de Venezuela. El encuentro, realizado el lunes en la sede del Ministerio de Defensa venezolano, ha sido ampliamente promovido en las redes sociales por el propio Padrino López, quien ha prometido “buenas noticias” como resultado de la cumbre.
El general venezolano celebró el evento como un paso importante para estrechar los lazos entre Honduras y Venezuela, destacando la cooperación entre las naciones en su mensaje en redes sociales: “¡Estrechando lazos de amistad entre Honduras y Venezuela! Todo un honor recibir al secretario de Estado de Defensa Nacional José Manuel Zelaya y al general Roosevelt Hernández para compartir experiencias de nuestras naciones hermanas”. Sin embargo, este acto de camaradería ocurre en un contexto profundamente preocupante.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro enfrenta un creciente aislamiento internacional tras las cuestionadas elecciones presidenciales de julio, que la mayoría de la comunidad global ha rechazado. La falta de reconocimiento de los comicios y la demanda de actas electorales por parte de la comunidad internacional contrastan con el respaldo de gobiernos como el de la presidenta Xiomara Castro de Honduras. Castro, junto a regímenes como los de Nicaragua, Cuba, Irán, China y Rusia, ha ratificado la victoria de Maduro.
La situación en Venezuela es grave: la represión violenta de las protestas opositoras ha resultado en más de 20 muertos, desapariciones y miles de detenciones, perpetradas por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). En este escenario de crisis humanitaria, la reunión entre los altos funcionarios hondureños y el régimen venezolano se percibe como una profunda falta de sensibilidad hacia los sufrimientos del pueblo venezolano.
La visita de Zelaya y Hernández podría interpretarse como un respaldo implícito a un gobierno que está bajo severas críticas por sus violaciones a los derechos humanos. Al priorizar la cooperación militar y el fortalecimiento de relaciones bilaterales, la administración hondureña parece pasar por alto la urgencia de abordar las serias preocupaciones humanitarias en Venezuela. En lugar de presionar por una solución que alivie la crisis y respete los derechos fundamentales de los venezolanos, Honduras parece alinearse con un régimen aislado, lo que podría tener repercusiones negativas en su imagen internacional y en su propio compromiso con los derechos humanos.
En tiempos donde la comunidad internacional llama a la solidaridad con el pueblo venezolano y exige justicia, el encuentro entre los funcionarios hondureños y el régimen de Maduro plantea serias preguntas sobre las prioridades de la política exterior de Honduras y su posición frente a la represión y el sufrimiento en Venezuela.