En una maniobra de campaña que desafía las leyes de la lógica y la historia, el gobierno de Manuel Zelaya y Xiomara Castro ha anunciado su más reciente estrategia política: culpar a los colonizadores de hace quinientos años por los problemas actuales de Honduras. A través de un discurso tan surrealista como absurdo, la candidata oficialista del Partido Libertad y Refundación (Libre), Rixi Moncada, ha propuesto una vuelta a la Edad Media para resolver los retos del siglo XXI.
En un evento reciente, Moncada lanzó una afirmación digna de un guion de fantasía histórica, al declarar que “hace quinientos años atracaron aquí los colonizadores en nuestro país”. Y no solo eso, sino que, en una sorprendente vuelta de tuerca, el gobierno actual sostiene que estos colonizadores todavía están entre nosotros, como si hubieran vivido escondidos en las sombras durante cinco siglos.
“Quinientos años después siguen sacando el oro, siguen sacando la plata, siguen bajándose la madera de color y el pino desde las montañas”, proclamó Moncada, en un discurso que podría haber sido escrito por un novelista de aventuras medievales. Según esta visión, los responsables del saqueo del país no son los actuales políticos corruptos, los empresarios inescrupulosos ni los carteles criminales, sino un ejército de fantasmas coloniales que aparentemente no ha querido descansar en paz.
El mensaje del gobierno es claro: en lugar de presentar propuestas concretas para enfrentar la pobreza, la inseguridad y la corrupción, la solución es hacer frente a los espectros del pasado. Parece que los líderes de Libre han decidido que la mejor manera de ocultar su incapacidad para resolver los problemas contemporáneos es recurriendo a una épica cruzada contra los fantasmas de Hernán Cortés, Cristóbal Colón y compañía.
Y, en una muestra más de su ingenio, Moncada y su equipo han propuesto que “Libre es la única opción para decirles basta ya del saqueo y de la extracción”. La idea de que se puede resolver la crisis de Honduras con un plan que parece salido de un libro de historia antigua es tan inverosímil como invitar a los héroes de la independencia a salvar el país de los problemas modernos.
¿Próximo paso en esta cruzada? No sería sorprendente que el gobierno ofrezca recompensas por la captura de figuras históricas como Gil González Dávila, Cristóbal de Olid o Francisco de las Casas. Quizás estén preparando una nueva campaña de búsqueda en la que los ciudadanos puedan “cazar” a los colonizadores, reviviendo la época en que las aventuras y los tesoros eran el principal interés de la política.
Entre tanto, la ciudadanía debe enfrentar una realidad muy distinta: la corrupción endémica, la crisis económica, la inseguridad y un sistema de salud que necesita urgentemente reformas. Pero en lugar de proponer soluciones prácticas y realistas, el gobierno actual prefiere refugiarse en leyendas históricas y propuestas que parecen haber sido sacadas de un relato de ficción.
Un discurso fuera de lugar
Este discurso del gobierno es un claro ejemplo de cómo la política puede ser usada para distraer a la ciudadanía de los problemas reales. La promesa de enfrentarse a los “colonizadores” es una táctica de evasión que ignora las urgentes necesidades del presente. La ironía es palpable: en lugar de enfrentarse a los desafíos que Honduras enfrenta hoy en día, el gobierno de Zelaya y Castro elige librar una batalla contra fantasmas históricos.
A los hondureños les corresponde decidir si se dejarán engañar por estas maniobras mediáticas, o si exigirán a sus líderes propuestas serias y efectivas para un futuro mejor. Mientras tanto, no queda más que observar cómo el gobierno de Libre continúa con sus fantasiosas cruzadas y espera que, de alguna manera mágica, estos relatos antiguos resuelvan los problemas actuales.
En resumen, si alguna vez hubo una necesidad de una campaña política que sirva de ejemplo de cómo no hacer las cosas, esta es.