LA PELIGROSA GESTACIÓN DE UN NUEVO “FAMILIÓN” EN LA POLÍTICA HONDUREÑA: el caso de Enrique “Kike” Arias

La reciente oficialización de la precandidatura de Enrique “Kike” Arias para una diputación por el movimiento Pueblo Organizado en Resistencia (POR) del partido Libertad y Refundación (Libre) enciende las alarmas en el ámbito político nacional. Este movimiento no solo es digno de escrutinio, sino que también pone de manifiesto una alarmante tendencia hacia la consolidación de un nuevo “familión” en el poder, replicando un modelo de nepotismo que ha caracterizado la administración actual de Xiomara Castro y Manuel Zelaya.

Enrique Arias, esposo de la precandidata presidencial Rixi Moncada, busca ahora una curul en el Congreso Nacional, un paso que parece estar en sintonía con una estrategia política más amplia. Moncada, quien cuenta con el respaldo explícito de Xiomara Castro y Manuel Zelaya para su candidatura presidencial, está en el epicentro de una red de poder que ya se enfrenta a serias acusaciones de nepotismo.

La campaña de Arias se ha visto envuelta en controversias desde su inicio. Utilizando fondos públicos de manera cuestionable, su estrategia ha sido sostenida por el apoyo proactivo de su cuñado, Mario Moncada, actual presidente de la Comisión Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Condepor). Mario Moncada no solo ha desempeñado un papel protagónico en eventos y actividades destinadas a promover la figura de Arias, sino que ha sido acusado de hacer uso indebido de su posición para fines electorales, una violación clara de las normativas legales vigentes.

Este esfuerzo por consolidar un nuevo “familión” revela una continuidad preocupante de prácticas políticas que priorizan el fortalecimiento de dinastías familiares sobre el bienestar de la ciudadanía. Rixi Moncada, además de su hermano Mario, cuenta también con su hija, Marcela María Arias Moncada, en un alto cargo diplomático como Embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria de Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este entramado familiar en puestos de poder no solo subraya una centralización del poder, sino que también agudiza la percepción de que el gobierno de Libre está institucionalizando una red de nepotismo.

El creciente poder de la familia Castro-Zelaya y su influencia en la política hondureña no es una cuestión menor. El fortalecimiento de estructuras familiares en el gobierno plantea una amenaza a la transparencia y equidad del sistema político, pues las decisiones y recursos públicos parecen estar al servicio de intereses particulares en lugar de los de la ciudadanía en general.

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