El gobierno de la presidenta Xiomara Castro enfrenta un dilema inesperado luego de que el presidente venezolano Nicolás Maduro, figura admirada por sectores izquierdistas y socialistas, hiciera una sorprendente declaración pública de fe cristiana. En un acto oficial en Caracas, Maduro pidió perdón a Dios, entregó simbólicamente a Jesús la nación venezolana y citó pasajes de La Biblia, lo que ha generado reacciones mixtas dentro y fuera de Honduras.
Esta sorpresiva revelación ha generado una ola de indignación entre altos funcionarios y seguidores fervientes del gobierno de Castro, ya que abiertamente han mantenido posturas anticristianas y de rechazo a principios religiosos.
La declaración de Maduro ha sido interpretada como un gesto estratégico para fortalecer su apoyo interno, en un contexto de presiones económicas y políticas internacionales. Sin embargo, también ha dejado al descubierto las complejidades ideológicas y religiosas dentro de los movimientos de izquierda en América Latina, poniendo en entredicho las alianzas tradicionales.
La oficina de la presidenta Castro aún no ha emitido comentarios oficiales sobre la declaración religiosa de Maduro. Se espera que en los próximos días se aclare la postura del gobierno hondureño frente a este nuevo escenario político y religioso que ha generado controversia en la región.