Héctor Zelaya, hijo de la actual presidenta Xiomara Castro y del ex presidente Manuel Zelaya, ha sido vinculado a la planificación del asesinato de Julián Arístides González. Lo sorprendente es que, en un acto de desesperación, Zelaya recurre nada menos que a un «vaguete» para defenderse de las serias imputaciones en su contra.
El actual Secretario Privado del gobierno de su madre, ha sido señalado en la planificación del asesinato de Arístides González. Las acusaciones han llevado a la defensa más inusual, ya que se ha trascendido que Zelaya ha buscado apoyo en un individuo conocido como Luis Rodríguez, quien supuestamente huyó de Honduras hacia los Estados Unidos después de enfrentar investigaciones por pedofilia.
El escándalo alcanza su punto máximo cuando Rodríguez, sin presentar pruebas sólidas ni fundamentos, se atreve a afirmar en una grabación que «hemos confirmado ya por el Departamento de Justicia de aquí de los Estados Unidos que Héctor Zelaya se encontraba exiliado aquí en los Estados Unidos cuando fue asesinado Alfredo Landaverde y Arístides». Una declaración que carece de sustento y deja al descubierto la falta de ética en la defensa de Zelaya.
La situación revela la desesperación de Héctor Zelaya, quien aparentemente no ha encontrado suficiente respaldo en su propia defensa, en la del Canciller de la República, Enrique Reina, ni en la del propio gobierno. La decisión de recurrir a un individuo de dudosa reputación como Rodríguez para limpiar su nombre sugiere una maniobra desesperada y cuestionable.
«¡Héctor Zelaya es un hombre limpio!», afirma con descaro Luis Rodríguez, sin ofrecer evidencia alguna que respalde sus declaraciones. El escándalo se intensifica, y la sociedad hondureña espera respuestas claras y transparentes sobre las acusaciones que envuelven al hijo de la presidenta en este turbio asunto.