En un acto que ha generado fuertes críticas y cuestionamientos, diputados del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) y funcionarios del gobierno de la presidenta Xiomara Castro fueron captados en un banquetazo ostentoso, donde las imágenes muestran una desmesurada abundancia de alimentos y bebidas alcohólicas. Este evento, que ha sido calificado como un despilfarro insensible, demuestra de nueva cuenta de lo que es capaz el oficialismo liderado por Manuel Zelaya y Xiomara Castro.
Las fotografías del banquete, que circulan ampliamente en las redes sociales, han provocado indignación en una población que enfrenta desafíos económicos y sociales significativos. Las imágenes revelan una desconexión evidente entre los líderes de LIBRE y la realidad de un país donde muchos ciudadanos luchan diariamente para cubrir necesidades básicas.
Este evento suntuoso, en el que participaron diputados que no han sesionado por meses y funcionarios que parecen haberse desentendido de las necesidades de la población, se ha interpretado como el inicio de conspiraciones por parte del oficialismo para mantenerse en el poder. La percepción de la falta de empatía hacia la situación de los hondureños ha aumentado las tensiones políticas y ha despertado el rechazo de sectores críticos.
Resulta irónico que, mientras los líderes de LIBRE disfrutan de lujosos banquetes, se espera que salgan a las calles a pedir el voto de los hondureños que están enfrentando condiciones de vida precarias y dificultades económicas. La crítica se centra en la aparente desconexión entre la elite política y la realidad cotidiana del pueblo.
La situación plantea interrogantes sobre la ética y la responsabilidad de los líderes políticos, especialmente en un contexto donde la pandemia y otros desafíos han agravado las condiciones socioeconómicas en Honduras. La decisión del pueblo hondureño en las próximas elecciones deberá contemplar no solo las promesas políticas, sino también la coherencia entre las acciones de los líderes y las necesidades reales de la población.