Honduras pide perdón y reconoce culpa en violación de DDHH de buzos miskitos

El Estado de Honduras pidió este jueves perdón y reconoció su responsabilidad internacional en las diversas violaciones a los derechos humanos de 42 indígenas miskitos que se dedicaban a la pesca de buceo sin la protección necesaria, y sus familias.

«Este día el Estado hondureño se encuentra lamentando profundamente y condenando el incumplimiento de obligaciones a supervisar las condiciones de trabajo de los buzos pescadores del pueblo indígena miskito que se dedican a la pesca por buceo», dijo el subprocurador general de Honduras, Tomás Emilio Andrade.

En el acto que se llevó a cabo en la Mosquitia, una región situada al este, frente al Caribe, limítrofe con Nicaragua, donde se reconoció a los 42 buzos demandantes, de ellos 32 ya muertos, Andrade señaló que los buzos miskitos han «sufrido de explotación laboral» durante décadas.

Esa explotación ha generado que «muchas vidas se hayan perdido» y que otros pescadores hayan sufrido lesiones en sus cuerpos debido al «exceso de trabajo físico bajo el agua y la descompensación de estos», enfatizó el subprocurador hondureño.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) condenó en octubre de 2021 a Honduras por diversas violaciones a los derechos humanos de 42 indígenas miskitos que se dedicaban a la pesca de buceo y sus familias, y ordenó una serie de reparaciones económicas, que hasta ahora se han cumplido parcialmente.

El funcionario, además, enfatizó que la falta de respuesta de las autoridades responsables de impartir justicia en el país llevó a los 42 buzos y sus familiares a solicitar a la CorteIDH en 2003 que responsabilizará al Estado de Honduras por sus «condiciones de trabajo», y ofreció, en nombre del Estado hondureño, una «disculpa pública».

Unos 34 buzos quedaron lesionados a causa de un síndrome de descompresión que sufrieron por sumergirse en las profundidades del mar sin la protección necesaria, de ellos doce ya fallecieron, agregó.

Además, otros 7 buzos miskitos fallecieron a causa del incendio de la embarcación de nombre “Lancaster”, provocada por la explosión de un tanque de butano, y el niño Licar Méndez Gutiérrez fue abandonado en un cayuco (pequeño bote) por el dueño de la embarcación, y a la fecha se desconoce su paradero, detalló Andrade.

El subprocurador lamentó que los buzos miskitos han sufrido durante años por «la falta de presencia de servicios y atención médica generalizada» que garantice que la pesca artesanal sea actividad segura.

Destacó el compromiso del Estado hondureño para «reducir las brechas de desigualdad» en la Mosquitia, una región pobre a la que solo se puede llegar por avión o navegando por mar y ríos que la cruzan.

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