Para la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el expresidente José Manuel Zelaya, coordinador del partido oficialista, «se ha manejado entre la confrontación y la crisis, ya sea como poder oficial o como poder fáctico».
«La particularidad en este período de gobierno, es que gran parte de la confrontación, la protesta y hasta la violencia tienen como protagonistas a actores endógenos del partido que gobierna», escribió Julieta Castellanos.
Actualmente, al oficialismo le pasa factura las prácticas con las que llegó al poder, es decir, la confrontación, y es que en las Elecciones Primarias de 2021 se presentaron nueve movimientos, de ellos seis tenían como candidata a la actual presidenta Xiomara Castro.
Ganando el Ejecutivo y obteniendo 50 diputados en el Legislativo, no se hizo esperar el quebrantamiento de su núcleo cuando Jorge Calix (del movimiento M-28) juntó 22 de esos congresistas para lograr ser presidente del Congreso Nacional por unos días.
«Calix arrancó la mayor cuota de poder: dos embajadas, tres instituciones del Estado y una magistrada en la CSJ (Corte Suprema de Justicia). Para otros diputados el poder que tienen se ha traducido en emplear a sus cónyuges y familias en cargos altamente remunerados», reza el documento.
Legisladores y sus bases exigen empleos al oficialismo, pero «tampoco hay para todos» y las acciones desde el Congreso Nacional no les son suficientes.
A esto se suman reclamos de desempleados, despedidos, transportistas, maestros, gremios del sistema de salud, invasores de tierra, fiscales, y pobladores, entre otros, que algunos de ellos fueron claves para movilizaciones de Libre desde 2017.
En tal sentido, tener «la mirada puesta en el mismo objetivo», refiriéndose al canal ferroviario presuntamente ofrecido por China a Honduras, es un mecanismo para suplir necesidades y ejecutar el Plan de Gobierno de Libre.
«Ojalá haya debate y propuesta, eso es lo que se necesita para resolver los problemas del país», finalizó.