En Honduras un promedio de 48 niños y jóvenes son asesinados cada mes. La violencia es solo una de las múltiples crisis que afectan a la juventud de este país cuya población está constituida en un 59.34% por gente menor de 30 años, al 2021.
Los llamados Ninis – que ni estudian ni trabajan- representa un desafío para el país, ya que se acercan al millón de personas.
De acuerdo a estadísticas demográficas actualmente Honduras tiene una gran ventaja y es la gran cantidad de gente joven de su población menor de 30 años es de 5.6 millones de personas, y tendrá para el 2045 la mayor cantidad de personas en edad productiva de su historia, lo que es indicativo que toda esta población está en etapa de formación.
No obstante, son muchos los problemas que aquejan a niños, adolescentes y jóvenes, y hoy día estos grupos etarios son víctimas primero de la desintegración familiar, luego de la pobreza, la falta de educación, el crimen y maras y pandillas, entre otros.
A lo anterior se suma la falta de políticas públicas eficientes que procuren garantizar los derechos básicos de niños y jóvenes, algunas como por ejemplo el Sistema Integral de Garantía de Derechos de la Niñez y Adolescencia en Honduras (SIGADENAH), pero sin mucho avance y poco se ve en la agenda política de Estado, el tema de la juventud y cuando se logra apuntar pasa desapercibido o sencillamente las promesas o los planes de gobierno no se trasladan del papel a la práctica.