Durante el 2022, año a punto de culminar, Honduras experimentó el mayor repunte del delito de extorsión, al punto que casi ningún rubro o sector se vio fuera de los tentáculos de este delito que lejos de desaparecer, expandió su crecimiento hasta obligar al gobierno a declarar un estado de excepción con suspensión de garantías constitucionales como parte de la guerra frontal para frenar dicho crecimiento exponencial.
Al igual que muchos, su experiencia inició al recibir una llamada por parte de miembros del crimen organizado realizando el cobro extorsivo a cambio de dejar operar su negocio y ofrecer cierta protección frente a grupos rivales.
Fueron necesarias tres llamadas extorsivas para que este hondureño decidiera acudir a las autoridades pertinentes y denunciar este delito.
López compartió que cree que personas residentes en la zona están coludidas con los grupos criminales.