Miles de afganos irrumpieron el lunes en el principal aeropuerto de Kabul, algunos de ellos con tal desesperación por escapar del Talibán que se sujetaron a un jet militar al momento del despegue, lo que les costó la vida.
Al menos siete personas murieron en el caos, informaron funcionarios estadounidenses, mientras el conflicto armado más prolongado en la historia de Estados Unidos llegaba a su fin con una victoria del enemigo.
Las multitudes llegaron al aeropuerto después de que el Talibán comenzó a ejercer su mandato sobre la capital de 5 millones de habitantes tras un vertiginoso avance de poco más de una semana antes de derrocar al gobierno reconocido por Occidente.
No hubo reportes de abusos o de violencia, aunque muchos de los residentes permanecieron en casa temerosos después de que la avanzada insurgente dejó prisiones vacías y armerías saqueadas.
El presidente Joe Biden dijo que sostenía “firmemente” su decisión de retirar a las fuerzas estadounidenses de Afganistán, y reconoció que el colapso del gobierno afgano fue más rápido de lo previsto. Dirigiéndose a la nación desde la Casa Blanca, Biden dijo que enfrentaba a la disyuntiva de cumplir el acuerdo de retirada o enviar miles de tropas más para iniciar una tercera década de guerra.
El presidente dijo que no repetiría los errores del pasado, y advirtió a los talibanes que no interfieran en las tareas de evacuación o utilizará “una fuerza devastadora, si es necesario”.
En todo el país, el Comité Internacional de la Cruz Roja advirtió que miles de personas han resultado heridas en combate. En otras zonas, las fuerzas de seguridad y políticos entregaron el control de bases y provincias sin oponer resistencia, posiblemente bajo el entendido de que el experimento de dos décadas de Occidente de transformar a Afganistán no sobreviviría al resurgimiento del Talibán. Las últimas tropas estadounidenses tienen programado salir del territorio hacia finales de este mes.
“El mundo sigue los eventos en Afganistán con pesar y preocupación por lo que depara el futuro”, advirtió el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Mientras el ejército estadounidense y otros continuaban con los vuelos de evacuación, los afganos irrumpieron en la pista del aeropuerto internacional. Algunos subieron a una aeronave que estaba en el lugar, mientras otros colgaban de una plataforma de abordaje.
Soldados estadounidenses tomaron posición para resguardar la pista activa, pero fueron superados por la multitud. Se escucharon algunos disparos. Mientras un Boeing C-17 Globemaster III de la Fuerza Aérea de Estados Unidos intentaba despegar, un helicóptero sobrevoló la zona a baja altura para intentar despejar la pista.
Videos mostraban a un grupo de afganos colgados del avión justo antes del despegue, muchos de los cuales cayeron mientras la aeronave se elevaba.
Altos oficiales del ejército estadounidense, que hablaron bajo condición de anonimato a fin de discutir la operación actual, dijeron a The Associated Press que el caos dejó siete muertos, incluyendo varios que cayeron de la aeronave. El portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que las tropas estadounidenses mataron a dos personas que llevaban armas durante el tumulto. Anunció que se desplegarán 1.000 soldados más para proteger la instalación aérea y respaldar a los 2.500 que ya se encuentran en el lugar.
Todos los vuelos del aeropuerto — militares y civiles — quedaron suspendidos hasta que se despeje la pista de civiles afganos, añadió Kirby.
Hacia la noche del lunes, cientos de personas seguían atrapadas entre las tropas estadounidenses que intentaban retirarlos del aeropuerto y las fuerzas talibanes que querían mantenerlos ahí, indicaron testigos. Un periodista de The Associated Press vio lo que parecía ser un ataque aéreo contra dos vehículos cerca del aeropuerto.-AP