La cifra de fallecidos por el sismo de magnitud 7,2 en Haití se disparó el domingo a 724, con al menos a 2.800 personas heridas y cientos de hogares destruidos.
Los datos actualizados de la Oficina de Protección Civil siguen a un recuento anterior de 304 muertos. El director de la oficina, Jerry Chandler, dijo que los rescatistas continúan buscando sobrevivientes bajo los escombros.
La gente en la nación caribeña se apresuró a salir a las calles y buscar un sitio seguro, y luego ayudó a rescatar a aquellos que quedaron atrapados entre los escombros de casas, hoteles y otras estructuras que colapsaron.
El sismo del sábado azotó la parte suroeste de la nación más pobre del continente, prácticamente borrando algunas localidades y provocando aludes que afectaron las labores de rescate en dos de las comunidades más afectadas. El desastre agravó la que ya era una situación difícil para los haitianos, quienes ya lidiaban con la pandemia de coronavirus, el asesinato del presidente y una ola de violencia de pandillas.
El epicentro del sismo se registró a unos 125 kilómetros (78 millas) al oeste de la capital Puerto Príncipe, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos. Los daños generalizados podrían ser peores en días, cuando se tiene previsto que la tormenta tropical Grace llegue a Haití el lunes por la noche o el martes temprano.
Hubo réplicas todo el sábado y durante la noche, cuando muchas personas que se quedaron sin hogar o que temían que sus viviendas dañadas colapsaran sobre ellos se quedaron en las calles a dormir, si los nervios se los permitieron.
En la localidad costera de Les Cayes, algunos dieron gracias a Dios por haber sobrevivido al sismo, y muchos fueron el domingo a la catedral de la ciudad, que parecía no tener afectaciones aunque la residencia del sacerdote quedó destrozada.
“Ahora sólo tenemos a Jesús”, dijo Johanne Dorcely, de 58 años, cuya casa quedó reducida a escombros. “Si no fuera por Jesús, no podría estar aquí hoy”.
El primer ministro Ariel Henry dijo que estaba enviando ayuda a las zonas donde las localidades quedaron destrozadas y los hospitales se veían superados por el número de pacientes que llegaban. Un exsenador rentó un avión privado para trasladar a los heridos de Les Cayes a Puerto Príncipe para que reciban asistencia médica.
Henry declaró estado de emergencia de un mes para todo el país y dijo que no pediría ayuda internacional hasta que se conozca la magnitud de los daños.
Chandler dijo que un sondeo parcial de daños estructurales encontró al menos 860 casas destruidas y más de 700 dañadas. También se vieron afectados hospitales, escuelas, oficinas e iglesias.
Esto sucede mientras Haití lucha contra la pandemia de coronavirus y la falta de recursos para enfrentarla. El país de 11 millones de personas recibió apenas el mes pasado su primer lote de vacunas contra COVID-19 donadas por Estados Unidos a través del programa de Naciones Unidas para países de bajos ingresos.
En tanto, el presidente estadounidense Joe Biden autorizó ayuda inmediata para Haití y asignó dicha tarea a la administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), Samantha Power. USAID ayudará a evaluar los daños y ayudará en la reconstrucción, dijo Biden, quien dijo que Estados Unidos es un “amigo cercano y duradero del pueblo de Haití”.
Power anunció el domingo que USAID enviaría un equipo de búsqueda y rescate a pedido del gobierno haitiano. El equipo de 65 personas traerá herramientas especializadas y suministros médicos para ayudar con la respuesta al desastre, informó la funcionaria en Twitter.
Argentina y Chile también estuvieron entre las primeras naciones en prometer ayuda.-AP