El principal diplomático de Estados Unidos, Antony Blinken, intenta convencer a las naciones centroamericanas de que combatan la corrupción y la pobreza que han contribuido a impulsar una ola de migrantes hacia la frontera sur de Estados Unidos, una situación que ha supuesto un desafío tempranero para el gobierno del presidente Joe Biden.
En su primera visita a Centroamérica desde que asumió el cargo de secretario de Estado, Blinken se reunió con cancilleres y líderes de la región y de México. En su gira de dos días que concluye el miércoles, Blinken evitó criticar públicamente a algún gobierno en particular, y mejor se enfocó en los planes del gobierno de Biden para distribuir vacunas contra el COVID-19 y otras ayudas, como un plan de asistencia por 4.000 millones de dólares.
“Creemos que esa es la mejor manera de garantizar una mayor estabilidad y mejorar la vida de las personas en toda la región, lo cual también beneficia en última instancia a Estados Unidos”, declaró Blinken en conferencia de prensa conjunta con el mandatario costarricense Carlos Alvarado.
Dicho enfoque contrasta con el del gobierno del presidente Donald Trump, quien ante el aumento en la inmigración reaccionó expulsando a los solicitantes de asilo hacia México o Centroamérica e intensificando las tareas de construcción de un muro a lo largo de la frontera suroccidental de Estados Unidos, entre otras medidas.
Después de que disminuyeran al inicio de la pandemia, las detenciones en la frontera comenzaron a aumentar durante el gobierno de Trump y se dispararon durante los primeros meses del gobierno de Biden. La Patrulla Fronteriza tuvo más de 170.000 encuentros con migrantes, incluidas 50.000 personas que viajaban en familias, la cifra más alta desde marzo de 2001.
Este fue el tema principal en las conversaciones privadas que Blinken tuvo el martes en la noche con los cancilleres.
Estados Unidos espera que las autoridades mexicanas y centroamericanas puedan hacer más para impedir el tráfico de migrantes, en especial de niños.
El gobierno de Biden continúa expulsando a adultos solos y a la mayoría de las familias que cruzan la frontera, pero ha permitido a los menores no acompañados ingresar en Estados Unidos para que soliciten asilo o alguna otra figura jurídica para quedarse. Los agentes fronterizos encontraron en abril a más de 17.000 niños que viajaban solos en la frontera, y una cifra récord de 18.960 un mes antes.
Sin embargo, hay límites a lo que México y las naciones centroamericanas pueden hacer en medio de la devastación económica causada por la pandemia de COVID-19. Los gobernantes de la región confían en que les lleguen algunas de las 81 millones de vacunas que el presidente Joe Biden dijo que distribuirá en el mundo. Los detalles del plan de distribución presumiblemente serán anunciados este mes.
Alvarado, cuya nación ha suscitado admiración por su estabilidad, relativa prosperidad y protección ambiental, dejó claro que Costa Rica sólo aceptará las vacunas a condición de que no estén supeditadas a condiciones políticas.
“Estamos hablando de salvar vidas, pero eso no quiere decir que el recibir un donativo va a comprometer nuestra dignidad como nación”, declaró el mandatario costarricense en inglés.
El relativo éxito de Costa Rica fue otro de los temas de la visita de dos días. Blinken destacó los estrechos vínculos entre ambos países y señalo que 40% de las exportaciones costarricenses van al mercado estadounidense, y que 70% de la inversión extranjera directa proviene de Estados Unidos. Costa Rica es además un importante destino turístico, y hasta antes de la pandemia, era el país que recibía más estudiantes estadounidenses que cualquier otro en el hemisferio.
El miércoles, Blinken se reunió en privado con su homólogo mexicano Marcelo Ebrard, y visitó una organización no gubernamental que brinda actividades recreativas y educativas a niños y familias, y ayuda a alejar a los adolescentes de la delincuencia. Es el tipo de organización que recibirá parte de los 4.000 millones de dólares del plan de asistencia que el gobierno de Biden no desea entregar directamente a entidades gubernamentales en la región.
Blinken dejó entrever que esas organizaciones pueden tener un papel en persuadir a la gente a que no emigre. “La gente no debe emprender la peligrosa travesía hasta nuestra frontera, pero sabemos que no basta decir ‘no vengan’”, apuntó. “Debemos trabajar en conjunto para que la gente de toda Centroamérica se quede en sus casas y comunidades sin temor”.
El secretario de Estado destacó la relación con Costa Rica y el progreso del país para hacer un contraste con otras naciones de la región, como Honduras, cuyo presidente ha sido vinculado por fiscales estadounidenses al tráfico de narcóticos, o Nicaragua, cuyo gobierno del presidente Daniel Ortega está bajo sanciones de Washington.
Blinken se abstuvo de emitir alguna declaración directa sobre el presidente salvadoreño Nayib Bukele, un gobernante elegido que tiene una relación cada vez más tensa con Estados Unidos debido a sus acciones para consolidar su poder y debilitar otras instituciones democráticas de El Salvador.
Sin embargo, la situación sí figuró en la agenda de Blinken cuando señaló que “nos reunimos en un momento en el que la democracia y los derechos humanos están siendo socavados en diversas partes de la región”. Destacó la “erosión de la independencia judicial” y los ataques contra la prensa independiente, al parecer en alusión a Bukele, así como la “anulación de la lucha contra la corrupción”, una aparente referencia a Honduras y otros países.
“Entendemos lo frágil que es la democracia. Hemos experimentado reveses en nuestro propio país en los últimos años”, señaló. “Pero esta experiencia nos ha subrayado la importancia de apuntalar las instituciones y las normas que salvaguardan nuestra democracia”.
El tema de la corrupción figurará con certeza en la gira que la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris efectuará la semana entrante en Guatemala y México. Tiene previsto reunirse con los mandatarios de ambas naciones para examinar acciones conjuntas tendentes a enfrentar las causas de la migración. Cuando esbozó los planes de la gira, la principal portavoz de Harris puso énfasis en los esfuerzos de la vicepresidenta para conseguir inversiones económicas y asistencia humanitaria.
El objetivo es “profundizar nuestra relación estratégica y bilateral” con ambos países e “impulsar una estrategia amplia para abordar las causas de la migración”, señaló la portavoz Symone Sanders. “También interactuaremos con líderes comunitarios, trabajadores, innovadores y empresarios jóvenes, y otros, en torno a formas para proporcionar seguridad económica, abordar los factores centrales de la migración, y dar a la gente esperanza de una vida mejor en sus países”.-AP