El avión repleto de vacunas acababa de aterrizar en el aeropuerto de Santiago a fines de enero y el presidente chileno Sebastián Piñera se mostraba jubiloso. “Hoy es un día de alegría, emoción y esperanza”, afirmó el mandatario.
La fuente de esa esperanza: China, un país del que Chile y otras decenas de naciones dependen para que las ayude a enfrentar la pandemia del COVID-19.
La campaña diplomática de China a partir de las vacunas ha sido un sorpresivo éxito: Se comprometió a distribuir unos 500 millones de dosis entre más de 45 países, según una investigación país por país hecha por The Associated Press. Cuatro de los laboratorios que producen la vacuna en China ya han producido al menos 2.600 millones de dosis este año, garantizando que buena parte de la población mundial será inoculada no con las publicitadas vacunas occidentales, sino con la más modesta vacuna china, producida con métodos tradicionales.
No se sabe mucho de la vacuna china y hay dudas acerca de su eficacia y su confiabilidad, sin mencionar lo que China pueda pedir a cambio de ellas. Pero ya comenzaron las inoculaciones en más de 25 países y ha sido entregada a otros 11, según el recuento de la AP, basado en informes independientes de esas naciones y en anuncios oficiales y de las empresas.
Este éxito ayuda un poco a borrar la mala imagen y la desconfianza generada por el manejo inicial de la pandemia por parte de China, el país donde se originó el brote.
“Estamos presenciando una diplomacia de vacunas. China está a la vanguardia en la producción de vacunas, que pone a disposición de otros”, comentó Krishna Udayakumar, fundadora y directora del Centro Global de Innovación en la Salud de la Universidad de Duke.
China dice que está “ayudando con vacunas” a 53 países y que las exporta a 27, pero no quiso suministrarle la lista de naciones que la reciben a la AP. Beijing niega estar haciendo diplomacia con vacunas y un portavoz del ministerio de relaciones exteriores dijo que Beijing considera las vacunas “un bien público mundial”. Expertos chinos rechazan conexión alguna entre la exportación de vacunas y esfuerzos por mejorar la imagen del país.
China se está enfocando en países de bajos o medianos ingresos que ven cómo las naciones ricas acaparan la mayoría de las costosas vacunas producidas por laboratorios como Pfizer y Moderna. A pesar de algunas demoras, China se ha aprovechado de la lenta distribución de vacunas por parte de laboratorios de Estados Unidos y Europa.
Igual que otras naciones, Chile recibió menos dosis de la vacuna de Pfizer de las que le habían prometido. La empresa china Sinovac respondió rápidamente y suministró 4 millones de dosis.
Chile y las demás naciones de bajos y medianos ingresos tienen pocas opciones. La distribución de vacunas a nivel mundial ha sido dominada por los países ricos, que acapararon 5.400 millones de las 7.800 millones de dosis adquiridas en todo el mundo, de acuerdo con la Universidad de Duke,
Las vacunas chinas, que pueden ser almacenadas en refrigeradores normales, resultan atractivas para naciones que pueden tener problemas para conservarlas en temperaturas extremadamente bajas, como requieren la de Pfizer y otras vacunas.
Sinovac y Sinopharm son producidas con tecnología tradicional, en la que un virus vivo es eliminado y luego purificado, generando una respuesta del sistema inmunológico. Algunos países la consideran más segura que las producidas con una tecnología más nueva, poco probada, que circulan en Occidente y que le apuntan a una espícula viral, a pesar de la falta de información acerca de la confiabilidad de las vacunas chinas.
China está ofreciendo vacunas incluso a países como Serbia y Hungría, lo que constituye una importante victoria geopolítica en Europa central y los Balcanes, donde Occidente, China y Rusia tratan de ganar influencia política y económica. Hungría es el primer país de la Unión Europea que recurre a la vacuna china.
La diplomacia de las vacunas funcionará siempre y cuando las vacunas funcionen, y en ese terreno todavía hay algunas dudas.
“Hay poca información disponible sobre la vacuna china, comparado con las otras vacunas”, expresó Ahmed Hamdan Zayed, un enfermero de Egipto que superó su resistencia inicial y se hizo vacunar con la de Sinopharm.
Sinopharm dice que su vacuna tiene una efectividad del 79%, según ensayos clínicos internos. No respondió a pedidos de entrevistas.
En Brasil, las autoridades revisaron la eficacia de la Sinovac, rebajándola del 78% al 50% tras incluir infecciones leves.
Un panel de expertos en Hong Kong publicó información entregada por Sinovac a los reguladores sanitarios según la cual la efectividad era del 50%.
Las autoridades sanitarias dicen que cualquier vacuna con una efectividad de al menos el 50% es útil.
La gravedad de la pandemia hace que los países ignoren las dudas que puedan tener acerca de la vacuna china.
“Las vacunas, sobre todo las producidas en Occidente, están reservadas para los países ricos”, dijo un funcionario egipcio que pidió no ser identificado para hablar del tema. “Teníamos que asegurarnos una vacuna. Cualquier vacuna”. AP