La Casa Rosada, la casa de gobierno argentina, abrió sus puertas a las 6 de la mañana hora local para que miles de argentinos pudieran rendir un tributo y se despidieran de Diego Armando Maradona.
Desde esas horas ya había al menos 3 kilómetros de personas esperando para despedirse del mejor jugador de fútbol de toda la historia.
Mayores, jóvenes y niños con lágrimas, llantos descontrolados y otros realizando cantos de barra de equipo hasta envueltos en banderas de Argentina pasaron frente al féretro cerrado donde se encuentra Diego.
Poco después de las 10, regresó a la Casa Rosada el médico que trató a Diego en los últimos años. Leopoldo Luque no hizo referencia a la atención en las últimas horas antes de la muerte de Maradona y solo se limitó a decir que siente un profundo pesar. “Estamos todos muy dolidos, es una pérdida a nivel mundial de una persona invaluable”, enfatizó.
A las 10:50 aterrizó el helicóptero presidencial en el helipuerto. El presidente Alberto Fernández junto a la primera dama, Fabiola Yáñez, fueron directo a saludar a la familia Maradona. Antes de ingresar a la Rosada, el mandatario se desvió hasta la reja para saludar y sacarse algunas selfies con quienes llegaron para despedir a Diego.
Una vez adentro, el Presidente junto a Yánez, parte del gabinete y ex futbolistas, saludaron a Claudia Villafañe y a Dalma y Giannina Maradona. Con lágrimas en sus ojos, se acercó al féretro donde coloco una camiseta de Argentinos Juniors y dos pañuelos blancos, uno de Madres y otro de Abuelas de Plaza de Mayo. Yáñez dejó un ramo de flores. También dejaron una réplica de la Copa del Mundo del 1986.
El Gobierno Nacional se encargó del operativo de seguridad para vallar la Casa Rosada y acondicionar el salón donde desde muy temprano se acercó la familia del astro futbolístico para una ceremonia íntima.