La Nicaragua católica llora a esta hora tras el ataque sufrido en la Catedral de Managua. Un desconocido enmascarado arrojó un cóctel molotov en el interior del templo contra la capilla de la Sangre de Cristo y huyó a la carrera, dejando tras de sí un incendio que quemó buena parte de la instalación. La imagen, que permanece desde hace casi cuatro siglos en la catedral, resultó calcinada y «con el calor, la mitad del rostro se desprendió», informó el cardenal Leopoldo Brenes.
Se trata del tercer ataque en los últimos días contra la Iglesia Católica, a quien la revolución sandinista considera su gran enemigo desde el inicio de la rebelión popular contra el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo hace más de dos años. Previamente fueron profanadas las capillas del Perpetuo Socorro y la Parroquia de Nuestra Señora de Veracruz, ambas en Masaya.
«Acabo de comunicarme con religiosas y sacerdotes de la Catedral de Managua. Hemos llorado juntos a causa del incendio que ha ocurrido en la capilla de la venerada imagen de la Sangre de Cristo. ¡Mi cercanía y mi oración con el pueblo de Nicaragua en este doloroso momento!», reaccionó en sus redes sociales el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, a quien el Papa Francisco trasladó al exterior ante las presiones y amenazas del oficialismo.
«Obviamente no es coincidencia. Son ataques dirigidos, escalonados, al pueblo católico a través de sus signos e imágenes, sobre todo a lo más sensible, como es la eucaristía», desveló Edwing Román, párroco de San Miguel Arcángel, también en Masaya, y uno de los clérigos más hostigados y perseguidos por el oficialismo.
«Acto terrorista asociado a paramilitares del régimen incendian la capilla de la Sangre de Cristo», denunció la opositora Edipcia Dubón. «Le urjo a su santidad el papa denunciar los ataques de Daniel Ortega y sus paramilitares contra la Iglesia Católica, los obispos y sacerdotes y los actos terroristas contra la Catedral de Managua», exigió la activista Bianca Jagger.
El poder sandinista buscó pronto una excusa oficial: «Lamentablemente se combustionó la estructura con la presencia de velas que coloca la feligresía», pero la rápida intervención de los bomberos evitó una tragedia, según Murillo. La poderosa vicepresidenta se declaró devota de la Sangre de Cristo a la vez que ordenaba una investigación profunda de los hechos. Testigos presenciales han narrado a la prensa local que el desconocido entró corriendo en la catedral y lanzó el cóctel molotov a la vez que gritaba «¡Vengo a la sangre de Cristo!».