«Nuestro negocio es la muerte, y el negocio marcha bien», ponía en las insignias incautadas a un puñado de hombres en edad de combatir cuya detención ha sacudido la campaña electoral bielorrusa y las relaciones entre Minsk y Moscú. Fueron vigilados durante días en un modesto resort de Belorusochka, cerca de la capital bielorrusa. Desocupados, a la espera, pero sin beber alcohol. Ninguno con pareja, muchos vistiendo ropa militar. Y todos llegados desde Rusia a Bielorrusia justo durante la campaña electoral más incierta que ha tenido el país.
Minsk dice haber atrapado a unos mercenarios extranjeros. Los servicios de seguridad de Bielorrusia arrestaron en la noche del 29 de julio a 32 mercenarios de una compañía militar privada extranjera cerca de Minsk, según informó la agencia estatal de noticias BelTA. Los mercenarios detenidos en Bielorrusia resultaron ser rusos del ‘ejército privado’ Wagner, según el gobierno bielorruso, que hoy los ha acusado de terrorismo. Wagner es una compañía de reclutamiento de mercenarios vinculada a Evgeny Prigozhin, considerado muy cercano al presidente Vladimir Putin. La empresa, relacionada con el gobierno ruso, defiende con las armas los intereses de Moscú en Ucrania, Siria, Libia y otros países.
El Comité de Investigación de Bielorrusia anunció hoy que estos mercenarios son sospechosos de preparar disturbios masivos. Horas antes, el secretario de Estado del Consejo de Seguridad de Bielorrusia, Andrei Ravkov, dijo a los periodistas que los rusos detenidos eran sospechosos de preparar actos terroristas. El Kremlin asegura que no tiene información sobre acciones ilegales.
El país celebra el 9 de agosto elecciones presidenciales y Alexander Lukashenko, que preside el país desde 1994, afronta estos días múltiples protestas en las calles con nutridas marchas de la oposición, que ha denunciado el hostigamiento de sus activistas. La noticia de estas detenciones, difundida el miércoles a los cuatro vientos por los medios públicos bielorrusos, refuerza las teorías promovidas en las últimas semanas por Lukashenko, que recientemente ha empezado a incluir a Rusia en su lista de ‘culpables’ de los problemas del país.