Vietnam registró sus dos primeros casos de coronavirus el 23 de enero. Un hombre de 66 años que había estado en Wuhan dio positivo poco después de regresar. Al igual que su hijo de 28 años. Entonces muchos pronosticaron que el coronavirus se extendería por un país con más de 95 millones de ciudadanos, que tiene una deficiente infraestructura sanitaria, ocho médicos por cada 100.000 habitantes y que comparte una frontera de más de 1.100 kilómetros con China.
Pero Vietnam se anticipó a la pandemia que venía y el 1 de febrero ya había cerrado sus fronteras. Una semana después fue el primer país fuera de China en imponer una cuarentena masiva en varias aldeas a las afueras de la ciudad de Hanoi. También, a falta de tecnología y aplicaciones para hacer el seguimiento de los contagios, los militares del Partido Comunista gobernante se encargaron de rastrear y aislar a todas las personas que habían estado en contacto con los infectados. Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) elogiaron varias veces la rapidez con la que actuó Vietnam para que no se propagara el virus. Los datos lo avalaban, sobre todo en su casilla de mortalidad: cero fallecidos por la Covid-19.