El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, en la homilía dominical en la Basílica Menor de Suyapa, lamentó que “nuestro pueblo se está debatiendo, luchando contra una pandemia horrible y ahí está la otra pandemia de la politiquería, necesitamos concentrarnos para ayudar a salir de esta pandemia”.
Tienen que confiar a pesar de las dificultades, ya la primera lectura nos decía: que la palabra sale de su boca y no volverá, sin haber producido un determinado fruto, Jesús expresa con esta parábola, la confianza en el avance del Reino, a pesar de las múltiples dificultades, tiene la certeza que al final el Reino de Dios se manifestará en todo su esplendor.
Añadió que es como que les dijera miren al sembrador que podría desanimarse ante los muchos obstáculos, sin embargo confía, está seguro, que le será concedida una rica cosecha, una gran cosecha, esta parábola del sembrador es probablemente es la más representativa de todas las que pronunció el Señor Jesús.
Posiblemente esta fue como una respuesta a las dificultades que encontraban sus discípulos que empezaban a anunciar el Reino, pero nunca hay que olvidar el resultado final, la cosecha final, no hay que desanimarse a pesar del fracaso aparente, la llegada del Reino es imparable y el resultado será siempre maravilloso, tengan confianza, la semilla de la palabra siempre es vida y siempre nos llama a la vida.
«La semilla de la palabra sembrada en lo profundo de nuestro interior, producirá siempre una extraordinaria cosecha», señaló
“Podemos imaginarnos al sembrador como cualquiera de nuestros hermanos y hermanas en el campo con una alforja esparciendo la semilla por el terreno arado, todo el mundo entendía y entiende esta imagen agrícola”, reseñó.
Explicó que el sentido de la parábola es decirles a los discípulos que tienen que confiar a pesar de las múltiples dificultades tiene la certeza que al final el reino de Dios se manifestará en todo su esplendor.
Indicó que el borde del camino sería el camino de los indiferentes, de quienes no creen que necesiten la buena noticia que ya tienen bastantes noticias, “una hiperinflación de noticias como las que vivimos en nuestro mundo, tristemente todas alrededor de la pandemia; el borde del camino representa una de las actitudes negativas que más se dan el día de hoy, la no escucha de la palabra de Dios; vivir encerrados en el egoísmo, incapaces de abrirse a la palabra que resuena en el interior de cada corazón, un corazón lleno de maldad, lleno de pecado, es como un ave negativa, un pájaro malo que devora la palabra”.
Agregó que el terreno pedregoso nos habla de la superficialidad en la manera de vivir, banalizando la vida, una cultura de la superficialidad que dificulta la escucha de la palabra en el interior de los corazones.
“Si carecemos de profundidad, a veces decimos que bonita esta lectura de la Biblia, que bonita esta homilía, que bonita esta reflexión que nos hizo el Papa Francisco, pero no hay profundidad y bueno no puede germinar la palabra”, señaló.
El prelado indicó que las zarzas significan los afanes de la vida, la seducción de las riquezas, falsos ídolos actuales, el placer a toda costa, la búsqueda incesante de reconocimiento, la ambición de la riqueza y el poder, todo esclaviza, aliena, produciendo vidas estériles, ahogadas, faltas de verdadera libertad y de sentido.
Cuestionó que “nuestro pueblo se está debatiendo, luchando contra una pandemia horrible y ahí está la otra pandemia de la politiquería, necesitamos concentrarnos para ayudar a salir de esta pandemia y todo mundo hablando de que si elecciones internas, que si esto, que si lo otro, esa zarza que ahoga el verdadero sentido de la vida”.
No todo termina, ni al borde del camino o en el terreno pedregoso ni en la zarza, también nos habla el Señor Jesús de la buena tierra, significa que el evangelio es escuchado en el interior y el fruto es abundante, la persona que abre su corazón y escucha la palabra de Dios en lo profundo de sí mismo, da fruto abundante.