Dos mujeres británicas, entre los 30 y los 40 años, han reintroducido el coronavirus en Nueva Zelanda, al cabo de 24 días sin nuevos casos y una semana después de que la primera ministra Jacinda Ardern proclamara «victoria» en la lucha contra la pandemia.
Nueva Zelanda, con 22 muertes y poco más de 1.500 casos, ha sido uno de los países que mejor ha hecho frente a la epidemia gracias a su aislamiento natural y al estricto confinamiento impuesto en la fase inicial de la pandemia. En contraste, Reino Unido el país europeo con más muertes (41.969)- fue uno de los últimos países en decretar el ‘cerrojazo’ y hasta el 15 de junio no impuso la cuarentena a los visitantes.
Las dos británicas, cuya identidad no ha sido revelada, llegaron en un vuelo de Londres a Brisbane, vía Qatar, antes de llegar a Nueva Zelanda el 7 de junio para despedir a un familiar con una enfermedad terminal en Wellington. Las dos fueron aisladas temporalmente en un hotel de Auckland en cumplimiento de la estricta cuarentena de 14 días a los visitantes al país.
El 12 de junio recibieron un permiso especial para visitar al pariente por «motivos compasivos», aunque la muerte se produjo ese mismo día y no llegaron a verle vivo. Ninguna de las dos pasó por un test antes de abandonar el hotel de Auckland, aunque una de ellas reconoció haber tenido «síntomas leves», como pudo confirmarse cuando se hicieron finalmente la prueba en Wellington. Las dos dieron positivo.
Desde entonces están aisladas en casa un familiar en Wellington que también ha sido sometido a la prueba. Las autoridades sanitarias han contactado entre tanto con los pasajeros de Air New Zealand con los que compartieron vuelo para imponerles el aislamiento. A través de las cámaras de seguridad en el aeropuerto han podido identificar también al personal con el que tuvieron contacto.
El director general de Sanidad de Nueva Zelanda, Ashley Bloomfield, aseguró que las dos mujeres no tuvieron contacto directo con nadie en su viaje en coche hasta Wellington, acompañadas por una familiar, y que estuvieron todo el tiempo protegidas con máscaras.
«Un nuevo caso es algo que esperábamos que no ocurriera, pero para lo que estábamos preparados», advirtió Bloomfield. «Por eso hemos reforzado nuestra capacidad para hacer pruebas, rastrear y responder rápidamente».
La primera ministra Jacinda Ardern hizo autocrítica y decretó la suspensión de excreciones a la cuarentena por «motivos compasivos». «Estamos revisando todas las circunstancias para que algo así no vuelva a ocurrir», dijo. «Hay ocho millones de casos en el mundo, y todavía tenemos que repatriar a numerosos neozelandeses. Lo ocurrido prueba lo riguroso que debe ser nuestro sistema, especialmente en la frontera».