Organismos independientes y familiares de víctimas denuncian que esos sepelios se realizan para personas que mueren con síntomas asociados al COVID-19, aunque en los hospitales atribuyan su fallecimiento a “neumonías atípicas” u otras enfermedades
Apenas cae la noche, los carros fúnebres hacen fila frente a un cementerio de la capital de Nicaragua en plena pandemia de coronavirus que, según organismos independientes y de derechos humanos, ha dejado muchas más víctimas de las que reconoce el régimen de Daniel Ortega.
Después de una larga espera, uno de los vehículos ingresa al camposanto Jardines del Recuerdo donde, bajo una fuerte lluvia, viento y truenos, los trabajadores de la funeraria se desinfectan y luego entregan un ataúd sellado a cuatro sepultureros.
Tres de ellos bajan el cuerpo a una fosa, a la tenue luz de un foco, mientras otro les aplica desinfectante para evitar el virus.
Familiares de víctimas han denunciado al régimen de Daniel Ortega de ordenar entierros exprés.
La solicitud de los opositores se basó en la forma en que Ortega maneja la pandemia, que se caracteriza por no establecer restricciones, aplicar mínimas medidas de prevención social y promover aglomeraciones.
“La omisión criminal del régimen ha contribuido a la expansión del contagio, hasta llevarlo a una situación de riesgo y muerte masiva que, tal como expresara el papa Francisco, podría catalogarse como la promoción de un ‘genocidio virósico’”, indicó la Coalición Nacional.
Con información de AFP