Miles de personas han invadido las calles de Hong Kong este domingo para denunciar el proyecto de ley de seguridad nacional del Gobierno de Pekín, considerado en la excolonia británica una amenaza contra su autonomía. La policía antidisturbios ha reprimido las concentraciones con gases lacrimógenos, reproduciendo escenas que hacía meses que no se vivían en la región administrativa sometida a China.
Pese a que la contestación popular parecía haberse sofocado por la obligación del distanciamiento social de las medidas contra el coronavirus, la aprobación de un texto-borrador en el Parlamento chino, el viernes, que establece un marco legal para “prevenir, detener y sancionar” cualquier acto “de traición, secesión, sedición, subversión” y otros comportamientos que pongan en peligro la seguridad nacional en Hong Kong ha vuelto a encender la llama de las protestas populares. Pekín ha pedido este domingo la aplicación de su ley de seguridad nacional “sin el más mínimo retraso”.
El movimiento prodemocracia de Hong Kong había multiplicado sus llamamientos para denunciar este nuevo golpe de fuerza de Pekín, ya que pone seriamente en peligro el principio “un país dos sistemas” que rige en Hong Kong desde que hace 23 años volvió a la soberanía china, y a través del cual la excolonia goza de un mayor grado de autonomía. Sus habitantes gozan de libertad de expresión, libertad de prensa y una justicia independiente; tres derechos desconocidos en la China continental.