A medida que las naciones en todo el mundo relajan las restricciones impuestas para contener la pandemia de coronavirus y reactivan la actividad económica, la gente descubre que “la nueva normalidad” es todo menos normal.
Han surgido algunas realidades: las escuelas, las oficinas, el transporte público, los bares y restaurantes están ahora en la primera línea de la vida posterior al confinamiento. En muchos casos hay actividad de nuevo, pero no como de costumbre.
La forma en que cada uno de esos sectores clave maneje el distanciamiento social y reduzca los nuevos contagios determinará la forma de la vida diaria de millones, mientras los investigadores se apresuran a desarrollar una vacuna que probablemente todavía tarde meses o años en estar disponible.
El regreso a la normalidad varía ampliamente. Migrantes hambrientos en India finalmente pudieron subir a un tren y regresar a sus aldeas de origen para cultivar porque los empleos en la ciudad escasean. Los trabajadores de un crucero varado en el mar durante meses finalmente llegaron a la costa en Croacia. Los acaudalados clientes de Maserati y Rolls-Royce regresaban a las boutiques reabiertas en Beverly Hills.
En Italia, donde la buena comida es parte esencial de la vida misma, los restaurantes y cafés que alguna vez estuvieron llenos enfrentan un gran golpe financiero a medida que reabren bajo reglas estrictas de distanciamiento social. Se pronostica que las pérdidas serán de 30.000 millones de euros (32.000 millones de dólares) este año.
Eslovaquia reabrió teatros, cines y centros comerciales el miércoles, todos con nuevas restricciones en el número de visitantes, a pesar de que sólo ha tenido 28 muertes por COVID-19. Holanda reabrirá bares y restaurantes el 1 de junio.
En Corea del Sur, miles de estudiantes de último curso de secundaria pasaron controles de temperatura corporal y se desinfectaban las manos en su regreso a las aulas el miércoles, muchos por primera vez desde finales del año pasado.
Pero en un recordatorio de que no hay nada normal en la “nueva normalidad”, más de 60 escuelas cerca de Seúl regresaron a los alumnos cuando se supo que dos de ellos —que ni siquiera habían asistido— estaban infectados.
En Estados Unidos sigue el debate sobre el ritmo para reanudar actividades. Los lineamientos del gobierno indican que antes de que los estados inicien la reapertura, necesitan 14 días de tendencia a la baja en las infecciones. Sin embargo, algunos estados han reabierto mientras los casos seguían aumentando o se habían estabilizado. También se dio instrucciones a los estados para que ampliaran los programas de tests y el rastreo de contactos de los infectados.
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, pidió a los legisladores respaldar un plan para extender el estado de emergencia otras dos semanas hasta el 7 de junio, incluso cuando las playas reabrieron en Barcelona. El conservador Partido Popular, de oposición, ya dijo que votará en contra.
Si bien las tasas de infección han disminuido en Asia y gran parte de Europa, la pandemia va en aumento en América Latina. Brasil se convirtió esta semana en el tercer país más afectado del mundo, con más de 250.000 casos confirmados a pesar de las pruebas limitadas.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que la pandemia podría llevar a millones a la pobreza extrema en África, donde el virus ha llegado a todos los países.
En todo el mundo se han confirmado más de 4,9 millones de infecciones del virus y se han registrado unas 323.000 muertes, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins que de acuerdo con los expertos está por debajo del alcance real de la pandemia.
Rusia y Brasil están detrás de Estados Unidos en número de infecciones, mientras crecen los casos en lugares como India, Sudáfrica y México.
Rusia anunció que su total de casos ya superó los 300.000, mientras que los muertos son casi 3.000.-AP