EEUU: Procesadoras de carne Culpan a inmigrantes por contagios

Cuando surgió un foco de contagio del coronavirus en grandes plantas procesadoras de carne, los expertos criticaron las condiciones de trabajo, diciendo que los empleados trabajan pegados unos a otros y eso favorece el contagio. Algunos políticos, sin embargo, dicen que parte de la culpa la tienen las condiciones de hacinamiento en que viven los trabajadores. La fuerza laboral de estas plantas está formada mayormente por inmigrantes.

Estos comentarios –incluidos los de un juez de la Corte Suprema de Wisconsin que dijo que este foco no parece haber sido originado por “gente común”– escandalizaron a los trabajadores y a activistas que los denuncian como elitistas y discriminatorios.

Estas actitudes contrastan con las muestras de gratitud que les llueven a otros trabajadores que desafían el virus como policías, personal del campo de la salud y empleados de tiendas de comestibles.

La gobernadora de Dakota del Sur Kristi Noem, republicana, también causó furor el mes pasado al hablar del cierre de la procesadora de carne de cerdo Smithfield de Sioux Falls, que registró mil contagios entre empleados y personas que estuvieron en contacto con ellos. Dijo que “el 99% de lo que está sucediendo no ocurre dentro de la planta”.

Los contagios se produjeron “más bien en las casas, donde estos empleados propagan el virus porque muchos viven en comunidad, en un mismo edificio, a veces en un mismo departamento”, declaró a Fox News.

Los comentarios de Noem desataron una andanada de quejas de que los contagios en las plantas procesadores son culpa de las condiciones de vida de los empleados y no de las plantas, donde trabajaban hombro con hombro, con escaso o nulo equipo protector en momentos en que el virus se propaga rápidamente por el país, de acuerdo con Taneeza Islam, quien dirige un grupo de apoyo a refugiados e inmigrantes llamado South Dakota Voices for Peace.

Esa organización envió a Noem una carta pidiéndole que “escuche a la gente que ha sido afectada directamente porque no lo ha hecho todavía, lo que es bastante revelador de su posición, en cuanto a si está del lado de la gente o del lado de las empresas”.

Noem no está sola. El gobernador de Nebraska Pete Ricketts, otro republicano, fue criticado también tras un brote del virus en una planta procesadora de carne en su estado el mes pasado.

“Pues, vemos que hay mucha gente junta”, manifestó Ricketts. “Y no hay duda de que es así en nuestras procesadoras de alimentos. Pero también puede ser cierto en las viviendas si hay varias generaciones viviendo juntas, o mucha gente en una misma casa”.

El secretario de Salud y Servicios Humanos Alex Azar habló del hacinamiento en que viven los empleados de las plantas procesadoras la semana pasada con miembros del Congreso, según informó el portal Político. El portavoz de esa dependencia Michael Caputo defendió el jueves esa aseveración diciendo que “solo expresó lo obvio”.

Achut Deng, refugiada sudanesa que trabaja en la planta de Sioux Fallas, dijo que los comentarios de Noem son insultantes y “ridículos”.

Muchos empleados de Smithfield viven en complejos de departamentos bien mantenidos cerca de la planta y algunos en casas, con familiares mayores que cuidan. Los hay que tienen casas. Deng, quien se infectó y se recuperó, cree que se contagió en la planta porque vive sola con sus tres hijos, quienes han estado confinados en su casa al no tener que ir a la escuela.

En Wisconsin, la jueza de la Corte Suprema Patience Roggensack pareció restar importancia al brote en la planta de procesamiento de carne JBs Packerland de Green Bay al escuchar los argumentos relacionados con una demanda que busca dejar sin efecto la orden de permanecer en las casas. Los contagios de coronavirus en el condado de Brown, donde se encuentra Green Bay, subieron de 60 a 800 en dos semanas, según dijo un abogado del gobierno a los jueces esta semana.

“Pero esto se debió a la procesadora”, acotó Roggensack, quien integra la mayoría conservadora de la Corte. “Ahí se inició el brote en Brown. No fue entre la gente común de Brown County”.

Christine Neumann Ortiz, directora ejecutiva de Voces de la Frontera, una organización de Wisconsin, dijo que los comentarios de Roggensack “reflejaron un desdén elitista por los trabajadores”.

“Revelan que considera sus vidas menos valiosas”, señaló. “Es un comentario aborrecible, sobre todo en estos momentos”.

Un vocero de la Corte, Tom Sheehan, dijo que las reglas del tribunal impiden responder a la jueza Roggensack.

Muchos trabajadores de las plantas procesadoras de carne de Estados Unidos son hispanos, aunque últimamente han estado contratando también a africanos, sobre todo en el centro-norte del país. En la planta de Sioux Falls se hablan unos 40 idiomas, según los Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

Ortiz afirmó que muchas familias de hispanos y de inmigrantes que trabajan en ese sector “son gente muy apegada a su familia” y que eso puede contribuir a la propagación del virus. Pero insistió en que el peligro mayor son las condiciones laborales y las políticas de las plantas, que según ella presionan a los empleados para que vayan a trabajar enfermos y no ofrecen suficientes pruebas para detectar el virus entre sus empleados.

En Dakota del Sur, la gobernadora Noem dijo que hizo sus comentarios sobre las condiciones en que viven los trabajadores después de que la planta de Sioux Falls cerrase y de que las autoridades sanitarias enfocasen sus esfuerzos por contener la propagación del virus en las casas de los trabajadores.

Aceptó hablar personalmente con empleados de las plantas, como le exigieron organizaciones de activistas.

En Nebraska, activistas cuestionan la insinuación de Ricketts de que el brote puede deberse a las condiciones en las viviendas de los trabajadores de la planta Tyson Foods, que tiene cientos de infectados.

“La afirmación del gobernador de que este es un tema de la comunidad es totalmente falsa”, sostuvo Rose Godínez, asesora legal de la Unión de Libertades Civiles de Nebraska e hija de trabajadores jubilados de la planta.

Afirma que empleados de la planta le dijeron que la mayoría de los trabajadores que dieron positivo son propietarios o alquilan sus viviendas y que en general no viven hacinados en unidades pequeñas.

Godínez opinó que los comentarios de Ricketts parecen un esfuerzo por “tratar de desviar la atención de algunas de las fallas de las empresas”.

Culpar a los trabajadores por la seguridad y las enfermedades del sitio laboral es una vieja táctica de compañías que tratan de deslindar responsabilidades, según Celeste Monforton, disertadora de la Universidad Estatal de Texas y experta en las condiciones laborales.

“Si estos trabajadores son considerados indispensables, merecen el mayor respeto y el nivel de protección más alto”, expresó. (AP)

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