Washington, Estados Unidos.- La pandemia de la COVID-19 puede provocar otra «década perdida» en Latinoamérica entre 2015 y 2025, advirtió el jueves Alejandro Werner, director para las Américas en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En un análisis publicado en el blog del organismo, Werner dijo que los países de la región están ante la peor recesión en 50 años, con una «dramática contracción» de la actividad estimada en 5,2% en 2020.
El repunte del Producto Interno Bruto (PIB) en América Latina y el Caribe puede ser de 3,4% en 2021, con un crecimiento promedio proyectado de 2,7% entre 2022 y 2025.
«Sin embargo, incluso en este escenario de recuperación rápida, la región enfrenta el espectro de otra ‘década perdida’ durante 2015-25», dijo.
Esto quiere decir que para 2025 el Producto Interno Bruto (PIB) de Latinoamérica no habrá crecido a los niveles de 2015.
En América Latina, los años 1980 se conocen como la «década perdida» debido a la crisis de la deuda. Luego del período de liberalización de los 90, llegó el tiempo de auge en los precios de las materias primas, que impulsó el crecimiento regional entre 2000 y 2013.
Con el fin del «boom de los commodities», los expertos ya vaticinaban problemas en la región. Y la crisis del nuevo coronavirus, con sus «shocks atípicos» de oferta y demanda, los retos que supone en el frente sanitario y el aumento de los costos de financiamiento exigirá medidas «sin precedentes» para abordarlos, dijo Werner.
En su blog, ennumeró las políticas desplegadas por los gobiernos, como las restricciones de la actividad para evitar la propagación del virus y las medidas fiscales de apoyo a los hogares y empresas.
Pero destacó desafíos importantes en su implementación.
– Grandes retos –
Dado el alto nivel de informalidad en el mercado laboral, estimado en un 60% por el FMI, «los países deberían usar todos los métodos posibles (por ejemplo, facturas de servicios públicos) para alcanzar a las empresas más pequeñas y trabajadores y empresas informales» con mecanismos de ayuda, dijo.
Además, llamó a los gobiernos a «crear un espacio fiscal en el presupuesto, reduciendo el gasto no prioritario y aumentando la eficiencia del gasto» para contrarrestar los «aumentos significativos» en los déficits y la deuda pública que supondrá afrontar la pandemia.
Werner instó también a tener en cuenta las reglas fiscales sobre cuánto pueden gastar los gobiernos.
«Los países deberán asegurarse de que las políticas adoptadas en respuesta a la crisis no se perciban como permanentes y se arraiguen y generen distorsiones, especialmente en lo que respecta a la asistencia dirigida a ciertos sectores», sostuvo.
En su blog, publicado cuando el FMI y el Banco Mundial celebran sus reuniones de primavera boreal por videoconferencia para evitar contagios, Werner sugirió un aumento de los impuestos a los productos derivados del petróleo para generar fondos.
«Para proporcionar ingresos adicionales muy necesarios para ayudar a financiar todas estas iniciativas, un aumento de los impuestos a los productos derivados del petróleo en un momento en que los precios mundiales son más bajos podría ser apropiado en la medida en que no aumenten los precios internos a los usuarios finales», señaló.
Según dijo, de los cerca de 100 países que pidieron financiamiento de emergencia al FMI para responder a los retos de salud pública y economía que supone la pandemia, 16 son de América Latina y el Caribe. Además, señaló que otros países de la región solicitaron nuevos programas o ampliaciones de los existentes, como Honduras y Barbados.
«El FMI está totalmente comprometido a ayudar a nuestros países miembros», aseguró.
La pandemia de la COVID-19 dejaba 3.669 muertos y 79.862 contagios en América Latina y el Caribe, según un conteo de AFP hasta este jueves a las 11H00 GMT. AFP