El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, dijo este domingo que los hondureños están «atrapados» en un «círculo vicioso de una politiquería» que no abona al desarrollo del país y lamentó que el mundo está sumido en pobreza, la corrupción y la injusticia.
«Necesitamos una nueva mentalidad en nuestro país, estamos atrapados en un círculo vicioso de una politiquería que sólo piensa en eso y que nos quita el horizonte del auténtico desarrollo que es la promoción del bien común», subrayó Rodríguez en la misa que ofició en la catedral de Tegucigalpa ante decenas de católicos.
El religioso indicó que el lanzamiento de precandidaturas políticas «da la impresión de que fueran los problemas esenciales de Honduras» y aseguró que «esos no lo son».
La esposa del expresidente de Honduras Manuel Zelaya, Xiomara Castro, lanzó ayer su precandidatura a la Presidencia del país por cuatro corrientes del partido Libertad y Refundación (Libre) y propuso elaborar una nueva Constitución para «refundar» al país.
El cardenal señaló que el pueblo hondureño no puede vivir «anestesiado en esa politiquería», por lo que es necesario buscar la palabra de Dios que dice cuál es el camino para poder llegar al verdadero desarrollo y superar la injusticia social.
«No es en círculos concéntricos buscando simplemente el poder y esto nos llama fuertemente hoy la palabra de Dios, un cambio de mentalidad, otra manera de ver las cosas, en hebreo es un cambio de dirección, vamos en una dirección y debemos tomar otro rumbo porque el que llevamos es equivocado”, enfatizó.
POBREZA, HAMBRE, CORRUPCIÓN E INJUSTICIA:
Rodríguez aseguró que el mundo está «sumido en pobreza, en hambre, tantos países en guerra, la opresión, la corrupción, la injusticia, esa es la Galilea que hay que evangelizar, es allí donde se necesita la luz grande de Jesús con el anuncio del reino».
«Jesús es la luz del mundo, el misterio de la oscuridad humana se ilumina en él, nuestras propias tinieblas, nuestras sombras son iluminadas por Cristo, dejemos que Él alumbre todo lo que puede haber de oscuridad en nuestra vida”, añadió.
Enfatizó que la conversión es «una llamada a una renovación profunda de nuestra vida» que «nos hace salir de la mediocridad y volvernos a Dios, convertirnos es dejar el egoísmo y concentrarnos en Dios reconociendo que es el único que puede cambiar nuestra vida, es el único que puede reconstruir nuestra persona».
CONFRONTADOS:
El religioso indicó que el apóstol San Pablo en la segunda lectura dice que entre las personas no debe haber divisiones ni confrontaciones, pero “en Honduras no se oye, vivimos siempre confrontados, no hay un momento en que podamos decir: respetémonos unos a otros, no nos insultemos, no vivamos como si fuésemos enemigos, todos somos hijos del mismo padre, que es Dios».
«Si todos somos hijos del mismo padre, estamos llamados a ser hermanos, nos urge entonces una verdadera conversión, un cambio profundo, gozoso, lleno de esperanza porque Cristo es el que realiza las aspiraciones más profundas de nuestro corazón”, agregó.
Criticó que las personas no aceptan el llamado de Dios porque están «muy preocupadas» en las «redes, en nuestros pecados, estamos muy ocupados en cantidad de cosas, en la politiquería, estamos muy preocupados en la búsqueda simplemente del poder, el dinero o del placer sin reglas morales».-EFE