Julián Castro, el único candidato latino en las primarias demócratas, ha anunciado este jueves que se retira de la contienda para enfrentarse a Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. “He decidido que sencillamente no es nuestro momento”, ha explicado el texano de 45 años en un vídeo, justo un mes antes de que arranque en Iowa la primera gran cita de las primarias.
Secretario de Vivienda en la Administración de Barack Obama y exalcalde su ciudad natal de San Antonio, en cuyo consistorio entró con tan solo 27 años, Castro había logrado desde que anunció su candidatura hace un año ocupar un lugar relevante en la contienda demócrata con sus políticas progresistas, marcando incluso el debate en asuntos de inmigración y lucha contra las desigualdades. Pero no logró un respaldo popular que le permitiera colocarse en los primeros puestos de unas hiperpobladas primarias, en cuyos sondeos raramente logró superar el 2% de apoyo.
“Con una profunda gratitud a todos los que nos han apoyado, suspendo hoy mi campaña presidencial. Estoy muy orgulloso de todo lo que hemos logrado juntos. Seguiré luchando por unos Estados Unidos en los que todo el mundo cuente, espero que os unáis a mí en esa lucha”, ha tuiteado, sin aclarar sus planes futuros.
Tras protagonizar actuaciones destacadas en los primeros debates de la campaña, el candidato no había logrado clasificarse para los más recientes, que requieren un mínimo de apoyo en las encuestas y superar una cantidad determinada de fondos en donaciones de campaña.
La retirada de Castro, nieto de una inmigrante mexicana, reduce la contienda demócrata a 14 candidatos y, sumada a la retirada de la senadora Kamala Harris a principios de diciembre, socava la diversidad de un plantel que empezó como el más plural en términos raciales de la historia del partido. En el último debate del año, para el que tampoco pudo clasificarse el senador Cory Booker, no hubo ningún candidato afroamericano o latino. El propio Castro expresó su preocupación por la falta de diversidad, e incluso defendió cambios en el proceso de primarias, que empieza en un Estado, Iowa, poco representativo de la diversidad del Partido Demócrata.
Con Castro desaparece de la contienda una de las voces que más alimentó el debate en favor de una reforma legislativa hacia una política migratoria más progresista. El texano llegó a defender que atravesar la frontera sin permiso dejara de constituir un delito, obligando al resto de candidatos a definir su postura. Sus propuestas de políticas sociales en educación, vivienda y, sobre todo, en la asistencia a los más desfavorecidos le valieron el apoyo de ciertos sectores que, finalmente, no ha resultado suficiente.
“Yo creo que los demócratas podemos luchar por la clase media”, explicaba Castro hace un mes, en una entrevista con EL PAÍS. “Pero también luchar por la gente que está durmiendo en la calle, las personas con discapacidad que sufren cada día solo para sacar adelante sus vidas y luchar por los niños migrantes que han sido separados de sus padres. Tenemos que luchar por todos, porque a este presidente solo le preocupa la gente que se parece a él y tiene una cartera como la suya”. -ElPaísAmérica