El presidente Donald Trump negó el martes que quiere reinstaurar la política de separar a niños de sus padres en la frontera con México, pero al mismo tiempo intimó que la estrategia había servido para desalentar la llegada masiva de migrantes.
El año pasado, la política oficial del gobierno de Trump llevó a separar más de 2.500 niños de sus padres, hasta que el oprobio internacional obligó a Trump a rescindir la medida, y un juez le ordenó al gobierno unir a las familias.
“No estamos tratando de hacer eso”, dijo Trump a reporteros antes de reunirse con el presidente egipcio en la Casa Blanca. Pero al mismo tiempo agregó: “Una vez que no la tienes ves que llega mucha más gente. Esa gente está viniendo como si estuvieron yendo a un picnic, como si estuvieran yendo a Disneylandia”.
Los expertos coinciden en que son las políticas de Trump las que están provocando el caos en la frontera y un auge de migrantes que vienen a Estados Unidos huyendo de la violencia de Centroamérica.
Según Trump, fue él quien detuvo la política de separación familiar y fue su predecesor Barack Obama el que la implementó.
Entretanto en el Congreso, diversos legisladores increparon a funcionarios del gobierno sobre si realmente estaban dispuestos a reinstaurar esa política pese al rechazo generalizado y a la evidencia de que ello causa daño psicológico permanente en los menores de edad. Los funcionarios aseguraron que era sólo una sugerencia, una de muchas que Trump y sus asesores estaban evaluando para enfrentar el problema de la inmigración en la frontera sur. Las fuentes pidieron no ser identificadas porque no estaban autorizadas a hablar con la prensa.
Según las leyes estadounidenses, el gobierno puede separar a niños de sus padres en casos excepcionales, como cuando la seguridad del menor está en peligro, o cuando el padre tiene un historial criminal; esos eran los casos bajo la presidencia de Obama.
La posibilidad de reinstaurar las separaciones familiares masivas es solamente uno de los aspectos de la turbulencia en el Departamento de Seguridad Nacional tras la renuncia hace dos días de la titular de ese despacho Kirstjen Nielsen. Es posible que otros funcionarios de esta instancia renuncien en los próximos días, como parte de un cambio de equipo orquestado por la Casa Blanca ante la incapacidad de lidiar con la llegada masiva de refugiados a la frontera.
Trump, por su parte, insistió en que no estaba “haciendo una limpieza” de esa entidad, a pesar del gran número de cambios de personal. Aseguró que su ungido para dirigir la agencia interinamente, Kevin McAleenan, “hará un trabajo fantástico” y expresó: “No estamos haciendo nada muy grande en cuanto a lo que necesitamos. La seguridad nacional, eso es exactamente lo que queremos”.
Legisladores republicanos en el Congreso se expresaron consternados por la cantidad de puestos vacíos en el Departamento de seguridad Nacional, y expresaron su temor de que haya más turbulencia tras la renuncia de Nielsen.
La senadora republicana Susan Collins dijo que, como una de las creadoras de ese departamento hace más de una década, ella sabe “que esas posiciones son vitales”.-AP