Hasta hoy, en Honduras el único antecedente que se tiene de los vínculos de Juan Antonio “Tony” Hernández, hermano del Presidente Juan Orlando Hernández, con el narcotráfico es su representación como defensor de los principales responsables de una operación ligada al crimen organizado, los colombianos Rubén Darío Pinilla y Fredy Roldan Jiménez.
En el operativo antidroga, en la Ciudad de Gracias en el Departamento de Lempira, se incautaron cuatro manzanas en la que se producían los alucinógenos.
Sorprendentemente el juez Gilman Nolasco, quien dejó en libertad a los narcotraficantes asociados con Tony Hernández, es en la actualidad magistrado de la Corte de Apelaciones de Santa Rosa de Copán.
Lejos de estar en la lista de extraditables o fuera del Poder Judicial, Nolasco sigue siendo un operador de la justicia hondureña, con la venia del titular de la Corte Suprema de Justicia, Rolando Argueta.
En exclusiva, el juez Nolasco concedió una entrevista al director de los noticieros Así Se Informa, Esdras Amado López, donde desenmascaró el vergonzoso papel desempeñado por el Ministerio Público en el caso, mismo que le obligó a otorgar el sobreseimiento.
“Las pruebas que aportaron eran bien débiles”, señaló.
Nolasco sostuvo que posterior a su fallo la presentación de nuevos elementos de prueba correspondía a la fiscalía y “la tarea de seguir investigando era del Ministerio Público”.
En una actitud cómplice de Rolando Argueta, quien en aquel momento fungía como Director de Fiscales, al sobreseimiento dado por el juez Nolasco la fiscalía no recurrió.
Más grave aún, Gilman Nolasco confesó que el Ministerio Público no solicitó que el caso fuera conocido por un juez de jurisdicción nacional.