La diplomacia epistolar continúa entre Donald Trump y Kim Jong Un: el presidente estadounidense, que espera una nueva carta del líder norcoreano, exhibió este viernes un renovado optimismo sobre la desnuclearización de Corea del Norte.
«Sé que una carta me será entregada, una carta personal de Kim Jong Un para mí, que fue entregada en la frontera» entre Corea del Norte y el Sur el jueves, dijo el mandatario a periodistas durante un vuelo en el avión presidencial entre Montana y Dakota del Norte.
«Pienso que será una carta positiva», añadió.
La correspondencia será entregada a través del secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo Trump, que la consideró una «manera elegante» de comunicarse. «Como lo hicimos muchos años antes de todos estos nuevos dispositivos», indicó Trump.
Además, el presidente se refirió al comentario de Kim que se hizo público a través de un emisario de Corea del Sur el jueves, en el que el norcoreano reiteró su compromiso de avanzar en la desnuclearización de la península y ratificó su «confianza inalterada» en el presidente estadounidense.
«Lo que dijo sobre mí fue una declaración muy positiva», señaló Trump. «No ha habido (jamás) una declaración tan positiva», agregó.
Los dos líderes ya han intercambiado varias cartas. La última, escrita por el inquilino de la Casa Blanca, fue entregada por una delegación estadounidense al ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, Ri Yong Ho, a principios de agosto en Singapur al margen de una reunión ministerial.
Anteriormente, una misiva del líder norcoreano a Trump había ayudado a volver a encarrilar su histórica cumbre del 12 de junio, después de que Donald Trump la cancelara.
¿Este nuevo intercambio epistolar permitirá también relanzar las negociaciones sobre la desnuclearización, que se hallan en punto muerto desde aquel cara a cara inédito?
Si bien la relación parecía haber quedado congelada desde que Trump suspendió un viaje de Pompeo a Pyongyang a fines de agosto por la falta de progreso en el desarme nuclear de Corea del Norte, el diálogo parece volver a encauzarse.
– Diálogo directo –
Según los observadores, el líder norcoreano privilegia un diálogo directo con el presidente de Estados Unidos y está persuadido de que puede arrancarle mayores concesiones de esa manera que durante negociaciones entre diplomáticos de ambos países.
Desde la cumbre de Singapur, Pyongyang manifestó un especial cuidado para no atacar frontalmente a Trump, aunque no mostró las mismas reticencias para criticar a sus funcionarios, en especial a Mike Pompeo, a quien acusó de emplear métodos «de gángster».
Los norcoreanos querrían obtener contrapartidas rápidas, incluso previas, a cambio de avances concretos hacia la desnuclearización. Pretenderían, por ejemplo, una declaración, o incluso un tratado, que ponga un término formal a la guerra de Corea, que culminó en 1953 con la firma de un simple armisticio.
Washington reclama, por el contrario, que antes que nada Corea del Norte dé pasos concretos hacia el desarme, y promete mantener hasta el fin la presión y las sanciones.
«Todavía queda por hacer un enorme trabajo» para «convencer al presidente Kim de dar el paso estratégico hacia la desnuclearización», estimó el jueves Mike Pompeo, manifestando una mayor prudencia que Donald Trump.
El presidente dijo de todas maneras el viernes que su secretario de Estado estaba llevando a cabo «un trabajo fantástico».