Nicaragua vivió este sábado nuevas marchas a favor y en contra del gobierno, en el marco de la crisis que sacude al país desde abril, con saldo, según la policía, de un muerto en la norteña ciudad de Matagalpa.
La policía informó que un simpatizante oficialista murió de un disparo por la espalda cuando una manifestación contra el gobierno pasaba frente a la alcaldía de Matagalpa.
La víctima fue identificada como Lenin Mendiola, hijo de una histórica dirigente del gobernante Frente Sandinista, según un comunicado de la policía dado a conocer en medios oficialistas.
Otros reportes de medios opositores indicaron que en Matagalpa se produjeron incidentes en los que paramilitares dispararon contra manifestantes.
También tuvieron lugar marchas en Managua, León y Juigalpa.
En Managua hubo dos marchas masivas, una en defensa y otra en repudio del gobierno del presidente Daniel Ortega, en medio de una ola de protestas que en casi cuatro meses dejan más de 300 muertos, y en las que no se registraron incidentes mayores.
Las dos movilizaciones de Managua salieron con media hora de diferencia y a menos de dos kilómetros una de la otra, con mensajes diametralmente opuestas.
La «marcha azul y blanca» congregó a decenas de miles de personas en la principal carretera al sur de la capital, en demanda de libertad para decenas de «presos políticos».
– Marea rojinegra –
A poca distancia, una marea de banderas sandinistas rojinegras avanzó hacia el norte de Managua con consignas de apoyo a Ortega y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo.
Los manifestantes progubernamentales llegaron en buses, vehículos, motos y a pie hasta rotonda Rubén Darío, desde donde marcharon hacia el norte por la avenida Bolívar hasta la rotonda Hugo Chávez, dominada por una gigantesca imagen del fallecido líder venezolano.
Una banda tocaba canciones sandinistas y cumbias que pusieron a los asistentes a bailar.
«¡Que vivan el comandante Daniel y la compañera Rosario!», gritó un animador de la marcha oficialista, a lo que la multitud respondió «¡que vivan!»
«Queremos justicia, paz y reparación. Y que paguen los culpables» de las muertes durante las protestas.
«Venimos aquí a exigir justicia, que los terroristas paguen por el daño que le han hecho al país», expresó Lala Pineda, una comerciante de 47 años en la marcha oficialista.
Ortega ha calificado de «golpisas» y «terroristas» a los manifestantes contra su gobierno.
La Asamblea Legislativa (congreso), ampliamente oficialista, aprobó en julio una ley que declara terroristas a quienes se marchan en contra del gobierno, y muchos de los manifestantes detenidos han sido acusados de terrorismo.
– «Vivos los queremos» –
La libertad de esos detenidos fue el motivo de la marcha opositora, que pasó por la rotonda Rubén Darío, de donde habían partido los oficialistas.
Durante la movilización, que partió de la emblemática rotonda Jean Paul Genie en el sureste de Managua, se produjeron incidentes menores entre manifestantes y agentes de la policía.
«Libertad», «Alto a las detenciones ilegales», «libertad para los presos políticos», «vivos se los llevaron, vivos los queremos», coreaban los manifestantes con el rostro cubierto y enarbolando banderas de Nicaragua.
Los detenidos son en su mayoría dirigentes estudiantiles, campesinos e integrantes de organizaciones de la sociedad civil a los que se acusa de terrorismo y crimen organizado.
Entre los presos destacan el líder campesino del movimiento contra el proyecto de canal interoceánico, Medardo Mairena, arrestado en el aeropuerto cuando intentaba viajar a Estados Unidos.
Mairena, también miembro de la Alianza Cívica que participa en el diálogo con el gobierno, es objeto de un proceso judicial a puertas cerradas bajo cargos de terrorismo y crimen organizado.
«Estamos aquí por nuestros presos políticos, para exigir su libertad», dijo una mujer con el rostro cubierto con una máscara y que se identificó con el seudónomo «Siempreviva».
«Este gobierno se ha dedicado a reprimir a los estudiantes, hoy venimos a decirle que se tiene que ir», exclamó.
«De que se van, se van. Daniel y la Chayo se van», coreaba una multitud, usando el sobrenombre de la vicepresidenta Rosario Murillo.
Los adversarios de Ortega, de 72 años, que gobierna desde hace 11 años, lo acusan de corrupción, nepotismo e instaurar una dictadura, por lo que demandan su salida del poder.
Las protestas opositoras iniciaron el 18 de abril en contra de una fallida reforma de la seguridad social y se extendieron luego a todo el país tras una violenta represión que deja 317 muertos según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El gobierno afirma que los muertos son 197 (sin contar al de esta jornada), de los cuales cinco son estudiantes antigubernamentales y los restantes mayoritariamente policías y agentes del orden.
Miles de nicaragüenses han emigrado a Costa Rica, Estados Unidos, Honduras y Panamá, huyendo de la represión o en busca de empleo, tras el deterioro económico provocado por el clima de inestabilidad política.-AFP