Oposición venezolana no cesa

Bajo un sol ardiente que caía sobre Caracas, decenas de miles de opositores se apostaron a lo largo del distribuidor Altamira, en el este de la principal autopista de la capital venezolana, y lo transformaron en una suerte de parque para jugar cartas y dominó, leer libros, improvisar picnics y acostarse a descansar protegidos por sombrillas y banderas.

La protesta contra el gobierno, que se extendió por más de cuatro horas, se vio afectada temporalmente por un breve enfrentamiento que se dio en un sector de la vía entre algunos manifestantes, con los rostros cubiertos con telas, quienes lanzaron piedras y objetos contundentes a varias decenas de policías que les respondieron con gases lacrimógenos para tratar de dispersarlos.

Desde el lunes por la mañana, miles de manifestantes volvieron a salir a las calles para protestar en rechazo al gobierno de Nicolás Maduro, que acusa a sus adversarios de promover un golpe de Estado.

«Queremos vivir libres, queremos hacer lo que estamos haciendo en este momento, que es salir y sentarnos en la calle», afirmó a The Associated Press Juan Carlos Bautista, un comerciante de 48 años, mientras jugaba una partida de dominó con otras cinco personas sentado sobre el asfalto. «Estoy aquí luchando por mis hijos y por el futuro de los hijos de mis hijos», manifestó el venezolano al asegurar que permanecerá en la vía las horas que sean necesarias para protestar contra el gobierno.

«No me importa pasar sol y calor aquí todo el día. Hemos pasado cosas peores. Peor es ver a la abuelita muriéndose de hambre. Peor es ver a mi vecina que no tiene medicinas para su niño con cáncer», dijo Julieta Carvallo, una docente de 62 años, luego de transformar parte del piso de la autopista en una suerte de pizarra en la que comenzó a escribir con tizas de colores los mensajes «Váyanse, no los queremos» y «Venezuela no merece esto».

Horas atrás, entre un mar de banderas y al grito «¿Quiénes somos? Venezuela. ¿Qué queremos? ¡Libertad!», otros opositores salieron desde diferentes puntos de la capital rumbo a la autovía.

La marcha comenzó tiempo después de que se informara oficialmente sobre el fallecimiento de una empleada de una clínica privada tras recibir un golpe durante una marcha oficialista, con lo que se elevaron a 21 los muertos en las protestas de las últimas tres semanas en Venezuela.

Almelina Carrillo, de 47 años, murió en un hospital del centro de Caracas al que había ingresado el 19 de abril tras ser golpeada en la cabeza por una botella de agua congelada lanzada desde un edificio, escribió el ministro de Relaciones Interiores, mayor general Néstor Reverol, en su cuenta de Twitter.

La mujer observaba el paso de una marcha oficialista en el centro de la capital venezolana.

Centenares de policías y guardias nacionales, con equipos antimotines, tomaron desde el amanecer varios puntos de la ciudad.

En rechazo a la nueva protesta de la oposición, Maduro afirmó el domingo que no se rendirá «ante las fuerzas de la oligarquía» e instó a sus adversarios a retornar al proceso de diálogo estancado desde diciembre.

La oposición ha descartado cualquier diálogo con Maduro y anunció que seguirá en las calles hasta que el gobierno convoque elecciones, abra un canal humanitario para alimentos y medicinas, libere a los que consideran presos políticos y respete al Congreso.

La crisis venezolana ha generado preocupación en varios países de la región y organizaciones como la ONU y la OEA, que urgieron a Caracas a reducir la polarización y crear condiciones para enfrentar la situación.

Algunas organizaciones humanitarias y opositores cuestionaron la actuación de los cuerpos de seguridad, a los que acusaron de excederse en la contención de las protestas. Las autoridades desestimaron las críticas y sostuvieron que actuaron según las leyes.

Además de los muertos las protestas han dejado más de un centenar de heridos y detenidos.

Las tensiones políticas se intensificaron luego de dos sentencias que el Tribunal Supremo de Justicia emitió a fines de marzo en las que asumió las atribuciones de la Asamblea Nacional y limitó la inmunidad de los legisladores. Aunque el máximo tribunal, acusado de estar controlado por el gobierno, revirtió los fallos las protestas no han cesado.-AP

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