Subió al escenario con su habitual sonrisa de oreja a oreja, pero Hillary Clinton no pudo ocultar, la noche del miércoles, las heridas de la derrota: visiblemente cansada, sin su entusiasmo frecuente y conteniendo la emoción mientras analizaba la inesperada victoria electoral del republicano Donald Trump que la alejó, cuando parecía rozarlo con los dedos, del Despacho Oval.
“Tengo que reconocer que venir aquí no era lo más fácil para mí. Ha habido algunos momentos durante esta semana en los que todo lo que quería era acurrucarme con un buen libro o nuestros perros y no volver a salir de casa”, admitió la demócrata en un discurso en Washington de una organización infantil, su primera aparición pública desde que reconoció su derrota en las presidenciales.
El evento, previsto desde hace semanas, permitió a Clinton tratar de incidir en el mensaje que mandó tras aceptar su derrota la mañana siguiente de los comicios. La ex secretaria de Estado admitió que las divisiones en el país son profundas, pero pidió a sus seguidores que “sigan comprometidos a todos los niveles” para “superar” la presidencia de Trump, que asumirá el cargo el 20 de enero. “Creed en nuestro país, luchad por nuestros valores y nunca abandonéis”, les urgió.
“Sé que muchos de vosotros estáis muy decepcionados por el resultado de las elecciones. Yo también lo estoy, más de lo que jamás pudiera expresar”, dijo Clinton, que llegó a la votación del 8 de noviembre por delante en las encuestas aunque esa ventaja se había achicado en los días previos. La demócrata derrotó a Trump en el cómputo de votos, pero no en su traslación en Estados. Perdió en varios Estados, en que había vencido Barack Obama en 2008 y 2012, al caer el apoyo de votantes trabajadores blancos.
“Pero nuestra campaña nunca fue sobre una persona o unas elecciones, fue sobre el país que amamos y sobre construir unos Estados Unidos con esperanza, incluyentes y con un gran corazón”, señaló. “Os necesitamos, Estados Unidos os necesita. Vuestra energía, vuestra ambición, vuestro talento (…). Sé que no es fácil, sé que durante la última semana mucha gente se ha preguntado si Estados Unidos es el país que pensábamos que era (…) Pero, por favor, escuchadme cuando os digo que merece la pena”.
Es una incógnita qué papel puede jugar Clinton en el proceso de introspección que vive un Partido Demócrata atónito tras la victoria de Trump.
En una llamada con donantes el pasado fin de semana, la ex primera dama atribuyó su derrota a la carta que el director del FBI, James Comey, hizo pública once días antes de las elecciones en que revelaba que se examinarían más correos electrónicos relacionados con el servidor privado de Clinton como secretaria de Estado. Esgrimió que la nueva investigación, que no halló nada delictivo, sembró dudas y detuvo el “impulso” de su candidatura.