John Biehl, facilitador del diálogo nacional auspiciado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) para poner fin a la corrupción y la impunidad en Honduras, dijo el sábado que los hondureños han perdido la confianza en el presidente Juan Orlando Hernández y las instituciones del país.
En Honduras «se nota un cansancio por la gente que aparece súbitamente con grandes cantidades de dinero y, lo alienta a uno ver que el pueblo hace un esfuerzo por resolver sus problemas a través del diálogo y sin recurrir a la violencia», dijo Biehl. «Si no fuera así, las cosas podrían empeorar».
Biehl habló en rueda de prensa desde el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa, antes de viajar a Washington y Nueva York para informar a la OEA y Naciones Unidas sobre la situación hondureña.
«Falta mucho por generar la confianza de la gente de Honduras en su gobierno y la institucionalidad», advirtió. «No hay duda que los hondureños quieren que la corrupción y la impunidad no pueden continuar».
El enviado de la OEA elogió al presidente por «su voluntad de trabajar con todos los sectores», pero indicó que «él es víctima de la falta absoluta de credibilidad».
Biehl informó que regresará en 10 días para reanudar las conversaciones con líderes políticos que comenzó en la víspera con más de 100 representantes de la sociedad civil.
Calificó de «peligroso» el incidente registrado la noche del viernes cuando unos 50 seguidores del ex derrocado ex presidente Manuel Zelaya (2006-2010) intentaron penetrar ebrios y encapuchados a la Presidencial y atacaron con piedras, palos y tubos metálicos a los militares que protegían el lugar.
«Eso no lo esperaba, eso no agrada porque es extremadamente peligroso cuando uno se encuentra con gente que está con tragos», señaló el diplomático.
Antes, los enardecidos manifestantes se acercaron al complejo residencial San Ignacio donde vive Hernández, pero los soldados y policías les impidieron ingresar.
El diálogo, con la intervención internacional, fue solicitado a la OEA por el presidente en un intento por calmar a miles de jóvenes «indignados» que en las calles exigen su renuncia y el castigo de los corruptos.
La denominada Oposición Indignada ha realizado 12 movilizaciones multitudinarias en Tegucigalpa y casi a diario lo repite en muchas ciudades coreando consignas contra el mandatario y exigiendo aclarar lo ocurrido en el Instituto de Seguridad Social, saqueado en más 300 millones de dólares en uno de los mayores escándalos de corrupción del país.
El caso salpica a empresarios y políticos, incluso al propio presidente, quien reconoció que su campaña electoral en 2013 recibió dinero procedente del desfalco, pero sin saberlo.
Con gran poder de convocatoria por las redes sociales, los indignados dicen no seguir ideologías de izquierda o derecha.
Entre los problemas más graves de Honduras figuran la corrupción y la debilidad institucional, lo que lleva a una «impunidad generalizada», de acuerdo a un reciente informe sobre derechos humanos en Centroamérica divulgado por el Departamento de Estado norteamericano.
Honduras es una de las naciones del planeta con índices de impunidad y violencia más elevados porque el 91% de los delitos cometidos no son enjuiciados jamás, según el Ministerio Público. La tasa de homicidios del país es de 66 por cada 100.000 habitantes, cuando la promedio mundial es de 6,2.